Sembrar
“Vosotros oíd lo que significa
la parábola del sembrador”
(Mt 13,18)
¿En qué grupo nos situamos nosotros?
Seguramente que en todos un poco, aunque quizá nos
identifiquemos más con alguno:
- ¿Se ha endurecido nuestro corazón como un camino, de tal manera que no podemos ni siquiera acoger la palabra de Dios?
- ¿Somos de los que empezamos con alegría muchos proyectos y no acabamos ninguno?
- ¿Qué domina más en nuestra vida real, el amor a Jesucristo o los afanes de este mundo?
- Seguro que también estamos dando frutos.
- ¿Se ha endurecido nuestro corazón como un camino, de tal manera que no podemos ni siquiera acoger la palabra de Dios?
- ¿Somos de los que empezamos con alegría muchos proyectos y no acabamos ninguno?
- ¿Qué domina más en nuestra vida real, el amor a Jesucristo o los afanes de este mundo?
- Seguro que también estamos dando frutos.
Es necesario reconocerlo para dar gracias a Dios y para
animar la esperanza.
Jesús invita a todos a acoger el Evangelio y a no dejar
que la Buena Noticia de la Salvación la ahoguen las dificultades y
entretenimientos de este mundo pasajero.
Prepara tu tierra para que la semilla del Reino de fruto
en tu vida.
Nuestra tarea principal en la vida es sembrar y
sembrarnos como semilla que hace crecer la esperanza y el amor en la tierra.
SEMBRAR
Sembrar.
Aunque caiga fuera del camino.
Sembrar.
Aunque caiga entre piedras.
Sembrar.
Aunque caiga entre zarzas.
Sembrar.
Aunque sólo parte caiga en terreno fértil.
Sembrar.
Ésta es nuestra misión.
Escuchad la Palabra.
Anunciad la Palabra.
Hacedlo con el testimonio de amor de vuestra vida.
Daréis frutos de paz y de justicia.
Se marchará la tristeza y se alegrarán vuestros
corazones.
Os inundará el gozo.
Siembra en mi interior, Señor, la semilla de tu
Gracia.
Riégala con el agua de tu Amor.
Abre mi corazón para ofrecerla a los hermanos.
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