Viene a salvarte




«Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos,
 sino que se retiró a la región vecina al desierto, 
a una ciudad llamada Efraín, 
y pasaba allí el tiempo con los discípulos» 
(Jn 11, 45-57)

Nuestra fe parece dormida, rechazamos a Cristo porque “molesta”. 
¿No te das cuenta de que viene a salvarte?

Jesús está preparado para llevar hasta el final su mensaje de servicio, de entrega generosa, de no aceptar un cambio de planes en su propuesta de amar hasta el extremo a cada hombre y mujer de este mundo.

No es fácil aceptar la forma de amar de Jesucristo; su renuncia a un mesianismo político, económico, sentimental o milagrero me escandaliza y, tantas veces, la rechazo...
Pero, ¿a quién iré? 
Solo Tú me amas como soy. 
Solo Tú tienes palabras de Vida eterna.

La experiencia de Jesús se lleva a cabo cuando le miras y le reconoces en los demás, y en especial en los más necesitados, porque en todos ellos debes ver la Imagen de Cristo. 
Cada hombre es Imagen de Dios, así nos ha hecho el Señor, y de ahí la gran dignidad del hombre.

Pidamos a María, Madre del Amor Hermoso, que como Ella pongamos en las manos de su Hijo nuestras vidas y nuestro corazón.

Señor: Te pedimos que en esta experiencia dolorosa del coronavirus,
nos anime la esperanza de tu Pascua.

Salmo de alegría y esperanza

Con un corazón limpio y
sincero queremos darte gracias
Tu Palabra es sincera y llena el corazón de alegría;
tus obras son grandiosas
y están iluminadas de verdad;
tú amas, Dios nuestro, la justicia toda la tierra está rociada
con la lluvia de tu bondad.


Dios, nos sentimos pequeños,
como granitos de arena, ante ti;
Tú tienes palabras de vida que no pasan;
palabras que se hacen acción;
solamente tú, Señor, tienes poder
para hacer lo que dices.

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