En la Cruz de Cristo...
“Para esto he
nacido y he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad"
(Jn 18,1-19,42)
La pasión está llena de momentos, unos que estremecen,
como el escarnio y el sufrimiento injusto a un ser humano inocente, otros de
encuentro y ternura como el de la Madre que acompaña la muerte de su Hijo con
amor y lágrimas.
«Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados.
Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en
su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su
amor redentor.» (Francisco)
En la Cruz está la vida y el consuelo
Y ella sola es el camino para el cielo
En la Cruz está el Señor de cielo y tierra
Y el gozar de mucha paz aunque haya guerra
Todos los males destierra en este suelo
Y ella sola es el camino para el cielo
(santa Teresa)
Y ella sola es el camino para el cielo
En la Cruz está el Señor de cielo y tierra
Y el gozar de mucha paz aunque haya guerra
Todos los males destierra en este suelo
Y ella sola es el camino para el cielo
(santa Teresa)
Mirando a la Cruz buscamos respuestas... Dejándonos mirar
por el Crucificado encontramos el Amor apasionado que no deja ningún rincón de
nuestra historia sin aliento de Vida.
Dios mío, cuántas cruces en estos días de confinamiento:
cruces en las personas que han fallecido; en el personal sanitario que trabaja
sin descanso; en las familias que no pueden despedirse de sus seres queridos...
Señor, por tu Santa Cruz, danos a todos la paz y el consuelo.
Señor, por tu Santa Cruz, danos a todos la paz y el consuelo.
Viernes Santo: el inocente muere injustamente: A las
víctimas que cada día engrosan las listas de los nuevos crucificados, casi
siempre lejanos, ajenos a nuestra vida y realidad cotidianas, este año se han
unido rostros que nos resultan cercanos…
El sentido de fe y la ética orientan tus pasos hacia la
cruz. Hoy, los crucificados, como Cristo, están en la UCI, con el respirador
solitario o en cansina cuarentena con fiebre y sin olfato. Viernes Santo sin
procesiones, pero alentado por la oración del corazón y la esperanza
La Cruz se ha hecho más presente que nunca en nuestras
vidas en este tiempo de pandemia. Compartimos admirados el sufrimiento de
Cristo. Y le pedimos que nos dé las fuerzas suficientes para poder soportar la
carga de nuestras cruces.
La cruz tiene muchas astillas, y crucificados con
Jesús: víctimas del Coronavirus, la indigencia ,la guerra, trata, prostitución,
los desahucios, el hambre, la indiferencia, del mundo competitivo y excluyente.
La cruz tiene rostros.
Mirad el árbol de la Cruz,
donde estuvo clavada
la salvación del mundo.
donde estuvo clavada
la salvación del mundo.
¡Venid a adorarlo!
NOS ACERCAMOS A
LOS CRUCIFICADOS
Hoy, viernes santo,
nos acercamosa los crucificados de la humanidad.
Queremos pasar sus rostros, que son tu rostro,
por nuestro corazón.
Nos sentimos llamados a recorrer países enteros,
donde hay tantos relatos de cruz
por el hambre, la guerra, la injusticia sin fin.
Pasamos por nuestros ojos las imágenes de las víctimas,
los cuerpos mutilados por las bombas,
las mujeres embarazadas violentamente,
los niños atrapados en redes comerciales.
Oímos la voz de los sin voz,
el ruido de los pies de tantos emigrantes
que dejan su tierra con dolor,
el eco apagado de tantos condenados a muerte
por el hambre, el sida, las drogas,
el hilito de voz que sale de las cárceles,
de los hospitales, de todos los marginados.
Que nuestras lágrimas, nuestra solidaridad,
nuestro estilo de vida, rieguen tantas semillas
de amor y de esperanza sembradas cada día en la tierra.
Jesús acogemos en
nuestro corazón
a tanta gente crucificada en la que tú sigues habitando.
No permitas que la indiferencia y el egoísmo
cierren nuestras entrañas a su dolor.
Que su fortaleza y esfuerzo para sobrevivir
en medio del sufrimiento nos interpele.
Que su creatividad que desafía los imposibles
y su solidaridad sin límite nos desinstale.
Que podamos aprender con ellos
los caminos nuevos de la fraternidad y de la paz.
a tanta gente crucificada en la que tú sigues habitando.
No permitas que la indiferencia y el egoísmo
cierren nuestras entrañas a su dolor.
Que su fortaleza y esfuerzo para sobrevivir
en medio del sufrimiento nos interpele.
Que su creatividad que desafía los imposibles
y su solidaridad sin límite nos desinstale.
Que podamos aprender con ellos
los caminos nuevos de la fraternidad y de la paz.
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