El amor de Dios



«Porque tanto amó Dios al mundo, 
que entregó a su Unigénito, 
para que todo el que cree en él no perezca, 
sino que tenga vida eterna» 
(Jn 3, 16-21)


“El Evangelio de hoy nos vuelve a proponer las palabras que Jesús dirigió a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito» (Jn 3, 16). Al escuchar estas palabras, dirijamos la mirada de nuestro corazón a Jesús Crucificado y sintamos dentro de nosotros que Dio nos ama, nos ama de verdad, y nos ama en gran medida. Esta es la expresión más sencilla que resume todo el Evangelio, toda la fe, toda la teología: Dios nos ama con amor gratuito y sin medida. (Papa Francisco)

Hemos de pasar de la pregunta
¿Dónde está Dios? a la afirmación "Señor mío y Dios mío".
Hemos de pasar de anunciar la Resurrección a SER personas resucitadas
Hemos de pasar de discursos a ser signos, de llevar antorchas a SER antorcha.
Hemos de...

La vida ha dado un vuelco inesperado y ha puesto patas arriba nuestras seguridades.
Sólo nos cabe ponernos en las manos de Dios y aceptar con serenidad cada momento. Levantar la mirada más allá de nuestros miedos y confiar en un Dios que nos ama con locura. El amor nos salva.

Amor, Salvación, Vida, Luz, Verdad... auténticos regalos y abrazos de Dios para cada hombre y mujer de este mundo.
¿Por qué tanto miedo?
Es nuestro Dios es cercano, nos quiere.

Gracias, Señor, por darme la luz para saber tomar el camino que me lleve a la santidad.
Hay un temor interno que no me deja abandonarme totalmente en tu providencia.
Pero qué maravilla saber que Tú, a pesar de mis apegos, me sigues amando,  y perdonando.
Señor, Tú me amas como soy, Tú has entregado tu vida por mí, Tú no me juzgas, Tú me salvas...
¡Tú eres la Verdad, Tú eres la Vida!

Oración de amor a Dios

Te amo, Oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte
Hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios,
Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir al infierno
Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor,
Oh mi Dios, si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo, por lo menos quiero
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo,
Y de amarte mientras que sufro, y el día que me muera
No solo amarte pero sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca estés de mi hora
final aumentes y perfecciones mi amor por Ti.
Amén.
San Juan María Vianney

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