El perfume de la Pascua
"Déjala; lo tenía guardado para
el día de mi sepultura".
(Jn, 12, 1-11)
Jesús está en Betania, en casa de Lázaro, Marta y María y
experimenta el alivio de la amistad regalada mientras otros han puesto precio a
su vida.
Jesús está con sus amigos.
Hay encuentro, hay verdad, hay entrega, hay generosidad... Jesús como el perfume lo llena todo, la casa, la amistad, la relación, el tiempo, la vida...
Pongamos en las manos del Señor nuestra fragilidad,
nuestras preocupaciones. Acojámosle con esperanza en medio de nuestro
sufrimiento.
Ungir los pies es reconocer nuestra condición limitada y
pobre ante el Dios que nos engrandece. Es mirar desde abajo la pobreza de un
amor que necesita ser amado para derrochar amor. Ungir los pies es recuperar
nuestra esencia, verdad y vida
La vida no sirve si no se sirve porque la vida se mide
desde el Amor
El
amor tiende a la exageración y a la desmedida, como María de Betania y su
perfume... como Jesús y su entrega hasta el extremo
¡Ojalá que estos días los vivamos mirando a Jesús y no a
nosotros mismos, dando lo mejor de nuestro tiempo y de nuestras cosas –lo mejor
de nosotros– para encontrarnos con Él, para descubrirlo presente y resucitado
en cada persona y en cada acontecimiento!
La hora de Betania, es sin duda, la hora donde flota ya en
el aire el perfume de la Pascua.
Señor: en esta Semana Santa regálanos a todos la alegría de
la esperanza pascual.
Ofrécele al Señor tu vida y tu corazón.
Ponte a sus pies y
ofrécele algo especial.
Hoy es un día inolvidable: ¡Jesús se ha hospedado en tu casa!
Hoy es un día inolvidable: ¡Jesús se ha hospedado en tu casa!
Salmo de los dos
caminos.
Aquí estoy, Señor
Jesús;
mis pasos buscan
tus huellas.
La vida y la
muerte están ante mí;
el bien y el mal
se cruzan en mi corazón
que sin descanso
busca, pide y llama.
Quiero dar frutos
de paz y bien,
y dejar que las
semillas
que has sembrado
en mí se abran.
No dejes jamás,
Señor,
que se marchiten
mis hojas verdes,
ni que el viento
las arranque,
una a una, de sus
ramas.
Quiero seguir el
camino del hombre nuevo,
del hombre que
dice sí a la vida
y con tesón la
guarda.
Señor Jesús,
contigo se hace el
camino suave y ligero,
al llevar entre tú
y yo
esta pesada carga.
Quiero ser buen
discípulo tuyo,
y aprender de ti,
Maestro,
a ser libre como
el viento,
en Espíritu, que
guía y salva.
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