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Él lo multiplica.





«Los recogieron y llenaron doce canastos 
con los pedazos de los cinco panes de cebada 
que sobraron a los que habían comido» 
(Jn 6, 1-15)

Vivimos una situación difícil que nos sobrepasa: no podemos hacer nada.
Cambiemos la mirada como Andrés: 
¿Qué tengo para que las cosas cambien un poco?
Un pequeño 'pan' de tiempo o 'dos peces' de esperanza... compartamos.

Parecía que era muy poco para alimentar a tantos, pero Dios para actuar en nuestra historia solo necesita lo poco que tenemos.
¿Pongo mis cinco panes y dos peces, lavándome las manos y quedándome en casa, para erradicar la pandemia?

«Dadle vosotros de comer»

Lo mismo nos sigue a nosotros en el hoy que vivimos.
¿Qué respondes?
Ábrete a la manera de actuar de Jesús.
Piensa en las posibilidades de dar pasos concretos ante las carencias de otros. Hoy más que nunca en lo que viviendo.


Es poco, pero el Señor nos pide ese poco -que es todo- que podamos dar.


Las cantidades pequeñas son las más importantes para Dios porque favorecen que él ponga la abundancia, el derroche, la desmesura.
Cinco panes y dos peces, alimentan a más de cinco mil personas.
¿Qué haría Dios a través nuestra si le damos todo?

Cinco panes y dos peces...
Poco, pero más incluso de lo que yo soy capaz de poner...
El milagro es que DIOS PONE SIEMPRE LO QUE A MI ME FALTA para AMAR...
Y experimentar esto es afirmarme en la lógica de la exageración, la del AMOR que llega a todos...

Si le ofreces lo que tienes, Él lo multiplica.

¡Que descanso saber que nuestra vida está en tus mano, Señor...!

Jesucristo es la Palabra definitiva del Padre.
Una Palabra viva, tan eficaz y abundante, que sacia nuestra hambre de amar y de ser amados y que desborda nuestro corazón, para que también otros puedan experimentar su amor y tener Vida eterna.

Jesús, ayúdame a saber multiplicar mi amor.
Para que el milagro se produzca necesito simplemente ofrecerte lo que tengo, nada más, pero tampoco nada menos.
Con humildad y sencillez te ofrezco mis talentos, consciente de que los he recibido para darlos a los demás.

Caigo en la cuenta, Jesús,
de que mis cinco panes y mis peces
no son suficientes…
Así que los pongo en tus manos
y te dejo que los multipliques
y hagas Eucaristía con ellos
en mi vida y en otras vidas.




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