La Novedad del Reino



“Te lo aseguro, 
el que no nazca de agua y de Espíritu 
no puede entrar en el reino de Dios...” 
Jn 3, 1-8


Somos testigos de un Dios cercano al sufrimiento humano, que acoge y ofrece su amor a todos los hombres.
Testigos no sólo con la palabra, sino con la vida.
Solidarios, buscadores de la paz y la justicia. 
Testigos que pasan por la vida haciendo el bien.
Testigos de la esperanza.

Para resolver un problema no podemos hacerlo con la misma mentalidad que lo creó.
Es necesaria una renovación de la mente.
Hay que nacer de nuevo.
Nacer del agua y del Espíritu.
Es difícil pero hay que confiar. 
Dios abre puertas donde parece que sólo hay muros. 
Libres para crear.

¿Nacer de nuevo? 

Demasiadas veces pensamos que ya es tarde para cambiar, que nos queda poco más que la resignación. 
Pero Jesús nos invita a nacer del Espíritu, a ser barro, amasados con agua y bajo la forma del Espíritu lleguemos a parecernos a Jesús.


"Volver a nacer supone abrirse por primera vez a la novedad de un mensaje tan nuevo que necesita ojos limpios. 
Ese mensaje, tan sencillo y tan complejo, que cambia la vida de quien es capaz de reconocerlo"


Nacer es llegar a la vida. 
Nacer de nuevo, es acoger una vida que nos hacer inmortales en el amor. 
Va más allá de lo comprensible o imaginable. 
Cruzamos la puerta del Misterio y entramos en la Eternidad.

Resucitar es volver a nacer cada día con corazón de niño.


Podemos conservar el nombre de hijos de Dios manteniendo limpia nuestra vida de gracia, que significa amistad con Cristo. 
¿Cómo trataríamos a un amigo que tanto queremos y estimamos?
De la misma forma hay que tratar a Cristo, como un amigo que quiere corresponder a su amistad.

Nuestro Bautismo es una fuente inagotable de Vida, una llamada continua a abandonar el pecado y a volvernos a Él, a obedecer a su Palabra y a descansar en su voluntad, a acoger su Espíritu y a amar a los hermanos..., en definitiva, una llamada a nacer de nuevo.

Ayúdame a nacer de nuevo, a renovarme en el agua de tu Gracia, a fortalecerme con la fuerza de tu Espíritu... quiero entrar en tu Reino, Señor...

Cuando me cuesta rezar,
te suelo mirar, Jesús.
Al verte,
creo con más entusiasmo
y descubro la bondad del Padre
por ti revelada.
Tú, Jesús, me ayudas a penetrar
en lo que Dios sueña
y espera de mí.


Tú conoces la dureza en mi sentir
y la terquedad que hay en mi corazón.
Son las cosas que me alejaron de Ti, Señor,
dame vida nueva con tu amor.

Déjame nacer de nuevo,
déjame nacer de nuevo,
déjame nacer de nuevo, oh Señor.
No importa la edad que tenga
Tú no la tienes en cuenta,
déjame nacer de nuevo, oh Señor

Tú conoces el pecado que hay en mí
y el dolor que este dejó en mi corazón.
Por la muerte que he causado vuelvo a Ti, Señor,
dame nueva vida con tu amor.







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