Nos cuesta entender
'Uno de vosotros me
va a entregar...
No cantará el gallo antes
de que me hayas negado tres veces'.
(Juan
13, 21-33.36-38)
Suceden muchas cosas en Jerusalén, los seguidores empiezan a tomar postura.
Uno lo vende por unas monedas, otro, quiere dar la vida pero es débil y niega.
Aquí también nuestra debilidad, nuestra huida, tibieza y miedo...
La inminente pasión de Cristo descubre lo que hay en el corazón de sus discípulos.
Y también hoy, ante la cruz, salen a la luz nuestros pecados y debilidades, nuestros miedos y apegos, nuestras idolatrías y caprichos, nuestras falsas seguridades...
En medio de esta pandemia, muchos se habrán enfadado con Dios, preguntándole dónde está, por qué no acaba con todo este dolor.
Es momento ahora de no darle la espalda.
De no negarle, ni tres ni treinta veces.
Él está a tu lado, sufriendo contigo
Nos cuesta entender que alguien como Jesús tenga que pasar por esto, nos cuesta entender que la manera de salvar a la humanidad sea muriendo, nos cuesta entender que deje seguir hasta el final al traidor...
Nos cuesta entender
Jesús, Tú me conoces bien.
Sabes quién soy, sabes que sin Ti soy pobre y débil, pero contigo lo puedo todo.
Te pido que nunca te alejes de mí y no permitas que yo me aparte de Ti.
Te necesito, Dios mío, porque sin tu amor mi vida carece de todo sentido.
Señor: que
en esta Semana Santa, vivida en nuestros hogares por la cuarentena, sigamos
abriendo nuestros corazones a todos.
Señor: que a cuantos esperamos salir de esta pandemia el Domingo de Pascua, vivamos con un corazón sincero los unos con los otros,
Señor: que a cuantos esperamos salir de esta pandemia el Domingo de Pascua, vivamos con un corazón sincero los unos con los otros,
comprendiéndonos mutuamente.
Señor: que cuantos sentimos la debilidad de Pedro en nuestros cansancios, aburrimientos y soledades, sintamos también tu mirada misericordiosa
que nos comprende en nuestras quejas y molestias.
Señor: que cuantos sentimos la debilidad de Pedro en nuestros cansancios, aburrimientos y soledades, sintamos también tu mirada misericordiosa
que nos comprende en nuestras quejas y molestias.
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