Esta Pascua en tu casa
“El Hijo del hombre se va como está
escrito;
pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!”
(Mt 26, 14-25).
No se puede servir a Dios y al dinero. Lo de Judas es un asunto al que nos tenemos que enfrentar todos. ¿Está nuestro corazón con Jesús y con los pobres? Una pregunta decisiva estos días
Cuando ponemos precio a la vida, la perdemos. Cuando la amistad se paga, fue mentira. Cuando vendemos al Maestro, al Señor, siempre nos queda el perdón. Es lo único que nunca perdemos, ni miente, porque es don, entrega y...Dios
Oremos hoy por la gente que en este tiempo de pandemia hace negocio a costa de los necesitados, se aprovecha de las necesidades de los demás y los “vende”. Que el Señor toque sus corazones y los convierta.
Cristo se entregó por nosotros.
Igual que cada día se entregan los sanitarios, los voluntarios, la gente sencilla que aporta lo que tiene, las religiosas que fabrican mascarillas en clausura …
¿Y tú?
¿Cómo te planteas entregarte a los demás?
Los discípulos están contentos e inquietos en la preparación de la Pascua. Contentos por la fiesta, tensos por la presión social. Como la vida misma, alegrías y angustias, encuentros y discrepancias... y en medio el Maestro, Dios.
Preguntemos al Señor: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? ¿Dónde quieres encontrarte conmigo estos días? Porque Él quiere celebrar su Pascua con nosotros, para liberarnos del poder del pecado y de la muerte, para devolvernos la vida y la alegría.
Desde lo profundo de la incomprensión, clamamos a ti, oh
Dios.
Con la mirada puesta en las secuelas del odio y la intolerancia, buscamos tu rostro, Señor.
Desde el dolor por las vidas inocentes que cada día son aniquiladas por la violencia y la injusticia en sus diversas formas, venimos a ti, nuestro Señor.
Y esperamos que tu misericordia sea con tus hijos y con tus hijas, especialmente allí donde los mercaderes de la muerte han sembrado hoy su cotidiana semilla de horror.
Clamamos por las víctimas de los terrorismos, los más evidentes y los más sutiles, que desconocen el valor de la vida que Tú nos regalaste.
Rogamos por aquellas personas cuyo horizonte se ha ensombrecido como consecuencia de estos actos violentos, que te desconocen como creador y sustentador de la vida.
Oramos para que la paz y la justicia se abracen y se besen de una vez, poniendo fin a tanta barbarie y a tanto dolor sin sentido.
Desde lo profundo de nuestra incomprensión sólo podemos esperar en ti, oh Dios, confiando y creyendo que, finalmente, la vida podrá más que la muerte, el amor más que el odio, la paz más que la violencia, la comprensión más que la intolerancia…
Conmovidos por el absurdo, seguimos esperando que amanezca el tiempo de la justicia, el tiempo de la compasión, el tiempo del encuentro, el tiempo de la armonía, el tiempo de la fraternidad, tu tiempo, el tiempo del Reino.
Desde lo profundo del alma, desde un corazón desgarrado, sólo podemos pedirte, oh Dios,
“Sea tu paz, bendita y hermanada a la justicia, que abrace al mundo entero: ten compasión.
Que tu poder, sustente el testimonio de tu pueblo, tu Reino venga hoy: Kyrie eleison.”
Con la mirada puesta en las secuelas del odio y la intolerancia, buscamos tu rostro, Señor.
Desde el dolor por las vidas inocentes que cada día son aniquiladas por la violencia y la injusticia en sus diversas formas, venimos a ti, nuestro Señor.
Y esperamos que tu misericordia sea con tus hijos y con tus hijas, especialmente allí donde los mercaderes de la muerte han sembrado hoy su cotidiana semilla de horror.
Clamamos por las víctimas de los terrorismos, los más evidentes y los más sutiles, que desconocen el valor de la vida que Tú nos regalaste.
Rogamos por aquellas personas cuyo horizonte se ha ensombrecido como consecuencia de estos actos violentos, que te desconocen como creador y sustentador de la vida.
Oramos para que la paz y la justicia se abracen y se besen de una vez, poniendo fin a tanta barbarie y a tanto dolor sin sentido.
Desde lo profundo de nuestra incomprensión sólo podemos esperar en ti, oh Dios, confiando y creyendo que, finalmente, la vida podrá más que la muerte, el amor más que el odio, la paz más que la violencia, la comprensión más que la intolerancia…
Conmovidos por el absurdo, seguimos esperando que amanezca el tiempo de la justicia, el tiempo de la compasión, el tiempo del encuentro, el tiempo de la armonía, el tiempo de la fraternidad, tu tiempo, el tiempo del Reino.
Desde lo profundo del alma, desde un corazón desgarrado, sólo podemos pedirte, oh Dios,
“Sea tu paz, bendita y hermanada a la justicia, que abrace al mundo entero: ten compasión.
Que tu poder, sustente el testimonio de tu pueblo, tu Reino venga hoy: Kyrie eleison.”
Gerardo Obermann
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