Seguir al Señor



"Jesús dijo a Simón: 
«No temas; desde ahora 
serás pescador de hombres»" 
(Lc 5, 1-11)

No nos aparta de Dios el pecado, sino el no saber reconocerlo. 
Confía.
No temas.
Jesús lo transforma todo.
Rema mar adentro, no te quedes en la seguridad de la orilla.
Aventúrate en nuevos caminos por el Reino.
En el nombre de Jesús todo es posible.

A pesar de nuestros pecados y de nuestra falta de fe, el Señor colma nuestros anhelos y supera nuestras expectativas, manifestándonos su amor; un amor que hace posible lo imposible y que es siempre mas grande de lo que nosotros pudiéramos pedir o desear.


Rema mar adentro...
Suelta amarras...
Ensancha horizontes...
Descubre nuevas rutas...
Con Jesús, vas seguro...

Atrévete a ir un paso más allá; a hacer las cosas de una manera nueva; a desechar el "porque siempre se ha hecho así".
Jesús es especialista en desinstalarnos, en hacernos salir de nuestra comodidad y seguridades.
Con Él todo es posible. Déjate guiar por la luz de su Espíritu.



Gracias, Señor, porque nos llamas a remar mar adentro,
de la orilla del "no hacer mal a nadie" al mar de la santidad,
de la orilla del "compartir unas migajas" al mar de la entrega total,
de la orilla del "rezar por obligación" al mar de la amistad contigo,
de la orilla del “todo está muy mal” al mar del compromiso,
de la orilla del “me da miedo” al mar de la confianza,
de la orilla del "ir tirando" al mar de una vida plena.
No permitas que me quede estancado, en la orilla,
y guíame en la aventura de remar mar adentro,
para encontrarme con mi yo más auténtico,
para descubrir el mar inmenso de tu amor,
para gozar la alegría de la fraternidad más grande.

Sube Señor a esta vieja barca de este pobre pescador cansado de salir a pescar  y regresar a puerto con las manos vacías y el corazón apagado....

Sube Señor a mi barca y llévame mar adentro.
Aléjame de la orilla de la comodidad donde se hace estéril mi búsqueda de peces... llévame mar adentro que confío en tu Palabra y echaré las redes estando en tu presencia.

No te alejes Señor de mi a pesar de mis muchas debilidades e incoherencias... como Pedro, soy un pobre pecador sin fuerzas para pescar.
Pero en Tu Palabra echaré mus redes, pongo todo lo que soy y tengo.

Súbete a mi barca Señor y llévame mar adentro... que en Tu Palabra echaré de nuevo las redes.

¿Qué tengo que dejar HOY para SEGUIR al SEÑOR? 





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