“En todo amar y servir”
“Algunas mujeres acompañaban
a Jesús y le ayudaban
con sus bienes” (Lc 8, 1-3)
Los caminos de la predicación tienen rostro femenino.
Jesús camina con
los Doce, pero también con algunas mujeres.
Allí
no queda ya más que uno de los Doce.
En el Evangelio nos dicen los nombres de personas
concretas que iban con Jesús.
¿Quiénes
son las personas de tu Evangelio de cada día?
¿Para quién eres tú, Jesús?
Él está vivo entre los tuyos a través de ti, sólo si tú
quieres.
Pidamos a Nuestro Señor Jesucristo que en esta vida
caminemos siempre con Él para vivir su Evangelio y anunciarlo al mundo.
Todos somos llamados para dar a conocer, en nuestros
propios ambientes, el amor y el perdón de los pecados que hemos recibido.
Él ha
expulsado de nosotros a todos los agentes del mal que no impedían vivir la
alegría de la salvación
Pidamos a Dios Padre su Espíritu para que seamos los
compañeros fieles de Jesús, como lo fueron estas mujeres y continuemos su
proyecto de vida con el ejemplo de la nuestra.
¿Te sientes "compañer@ de
Jesús?
¿Tu fe te ha llevado a
familiarizarte con la vida y obra de Jesús?
No somos nosotros los que damos la salvación, ni es
nuestra palabra la que ha de resonar, sino la suya.
Lo acompañamos y que bello pensar que él goza de nuestra
compañía.
Junto a María, la Madre del Señor, el ejemplo de los Doce
y las otra mujeres, anunciemos el Reino acompañando a Jesús en este mundo
secularista y secularizado.
Cinco consejos a los católicos para ser “misioneros”
en su día a día:
1- Priorizar la conversión personal.
2- Cultivar la sensibilidad para escuchar las voces de un
mundo que gime.
3- Hacer nuestro el lema ignaciano de:
“En todo amar y
servir”, hasta el olvido de nosotros mismos.
4- Hablar de Jesús hasta por los poros, sin excluir por
la lengua.
5- Dirigirle de vez en cuando a Dios, con la máxima
sinceridad, la siguiente pregunta:
“Señor, ¿qué quieres de mí?”
Obispo Munilla
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