Ir al contenido principal

Aumenta nuestra fe.




Ni en Israel he encontrado tanta fe
Lc 7, 1-10


Nada maravilla tanto a Jesús como la fe.

Creer es poner nuestra fe en lo que aún no vemos, pero está.
Vivir con humildad, con convencimiento, con abandono en la autoridad de Jesús, que hace posibles los imposibles que nunca podríamos soñar.

El centurión del evangelio es modelo de relación con Dios.
Sabe ponerse en su lugar de siervo, sabe confiar en el poder infinito de Dios manifestado en Jesús.
¿Sabemos pedir con humildad?
¿Sabemos hacer vida las palabras del centurión y que repetimos cada día en la eucaristía: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme"?

En Jesús que se acerca a la casa del centurión descubrimos el rostro de nuestro Dios viniendo a visitar a nuestra humanidad.
Dios ha venido para quedarse en el corazón del mundo.
Y solo el que se considera pobre, sin derecho a nada, sin poder, solo el que es humilde, podrá disfrutar de esta presencia de Dios que cura y sana.



La fe del centurión es una relación para siempre con Jesús, sin juicios ni exigencias, sin peticiones con chantajes, ni enfados o distancias.
La fe es cercanía, suplica y compañía, aceptar la voluntad y renovar la confianza

Que sepa suplicar con aquella confianza de tu Madre Santísima, María del Dulce Nombre, en las bodas de Caná, no dudar nunca de tu cercanía, de tu interés, de tu gran amor por mí, aunque yo no sea digno ni pueda corresponder, sin tu ayuda, a este gran amor.


Mírame Señor, no soy digno
de que entres en mi casa.
Háblame Señor, tu palabra
bastará para sanarme.
Sáname Señor, Tú conoces
cuántas luchas en mis límites,
quiero dar a luz el misterio
que descansa en mi interior.

De tu Cuerpo brota sangre y agua viva,
va cayendo suavemente en mi interior,
te recibo con asombro y me conmuevo.
Cristo vivo, Dios está presente
en mi pobre corazón.

Mírame Señor, yo no sé confiar
en medio de tormentas.
Háblame Señor, Tú me alientas
y camino sin temor.

Cuídame Señor, nadie más sostiene
mi vida entregada.
Te prometo, oh Dios, serte fiel
hasta la cruz y cruz de amor.
 
Te amaré Señor, aunque tenga
que olvidarme de mí mismo,
tomaré mi cruz,
seguiré tus pasos si mirar atrás.
Sonreiré Señor, aunque todo fracase
y quede solo,
y si estoy muy mal
tu palabra ardiente me liberará.
 
Lavaré Señor mis vestidos
en tu sangre de cordero.
Cantaré Señor,
y tu fuego abrasará mi corazón.
Aliviarás Señor, con el paso
de tu Cuerpo en mis entrañas.
Te bendeciré Señor, contemplando
el crecimiento que anidé.


Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

Santa Teresa de Calcuta

UN ÁNGEL EN LA TIERRA   SEÑOR ENSÉÑANOS A AFRONTAR  LAS LUCHAS DE LA VIDA DIARIA “Señor crucificado y resucitado, enséñanos a afrontar las luchas de la vida diaria, para que vivamos en una mayor plenitud. Tú has acogido humilde y pacientemente los fracasos de la vida humana, como los sufrimientos de tu Crucifixión, así pues, ayúdanos a vivir las penas y las luchas que nos trae cada jornada como ocasiones para crecer y asemejarnos más a Ti. Haznos capaces de afrontarlas pacientemente y con coraje, llenos de confianza en tu apoyo”. (Santa Madre Teresa de Calcuta) "Líbrame, Jesús mío, del deseo de ser amada, del deseo de ser alabada, del deseo de ser honrada, del deseo de ser venerada, del deseo de ser preferida, del deseo de ser consultada, del deseo de ser aprobada, del deseo de ser popular, del temor de ser humillada, del temor de ser despreciada, del temor de sufrir rechazos, del temor de ser calumniada, del temor de ser olv...