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"Todo el que escucha
lo que dice el Padre y aprende,
viene a mí"
(Jn 6,45)
"Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha
enviado".
Muéveme, mi Dios, hacia ti.
Que no me muevan los hilos de este mundo.
Muéveme, atráeme hacia ti desde lo profundo.
Hay que dar pan al hambriento; dar a conocer a Jesús a quien tiene
hambre de Dios; la Buena Nueva a quien está triste, cansado, en tinieblas.
Abrir las puertas a quien busca.
Buscar al que está perdido.
Que la luz de Dios se cuele por nuestras grietas, nuestras heridas y
nos inunde de nueva vida.
Que el Espíritu de Dios nos impulse a caminar unidos.
Que, como un viento recio, barra toda la iniquidad del mundo.
Siempre disponibles ante el reto emocionado de ser humildes, cordiales
y serviciales.
Siempre entusiastas ante el reto
de estar pacificados y sonrientes.
Siempre dispuestos a soportar el sufrimiento ante el reto de ser
valientes, conscientes y auténticos.
Siempre de Cristo.
El Padre y el Espíritu cantan un bonito proyecto de amor
por el ser humano.
Quien escucha estas canciones se adhiere a Jesús y camina
con Él hacia un mundo nuevo.
Pasa hoy por la vida haciendo el bien, es la mejor manera
de decir a todos que vas con Jesús.
No quiero perseguir el viento,
solo quiero ir contigo,
Jesús, vibrar al ritmo de tu corazón.
¡Juntos andemos, Señor!
Se sirven manjares exquisitos:
la paz, el pan,
la palabra
de amor
de acogida
de justicia
de perdón.
la paz, el pan,
la palabra
de amor
de acogida
de justicia
de perdón.
Nadie queda fuera,
que si no la fiesta no sería tal.
Los comensales disfrutan
del momento,
y al dedicarse tiempo
unos a otros,
se reconocen,
por vez primera, hermanos.
La alegría se canta,
los ojos se encuentran,
las barreras bajan,
las manos se estrechan,
la fe se celebra…
…y un Dios se desvive
al poner la mesa.
que si no la fiesta no sería tal.
Los comensales disfrutan
del momento,
y al dedicarse tiempo
unos a otros,
se reconocen,
por vez primera, hermanos.
La alegría se canta,
los ojos se encuentran,
las barreras bajan,
las manos se estrechan,
la fe se celebra…
…y un Dios se desvive
al poner la mesa.
(José María Rodríguez Olaizola, sj)
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