Un lugar

 


“Andaban como ovejas que no tienen pastor”
. (Mc 6,30-34).

Jesús se relaciona con otros. Con sus apóstoles, escuchándolos y llevándolos a descansar. Con la multitud que le sigue y no lo dejan ni comer. Jesús ve, acoge, se compadece y enseña. No pregunta por identidad, condición ni procedencia. Está con todos. Es para todos.

Jesús invita a sus discípulos a la soledad y al descanso para compartir experiencias y reavivar el amor. Las gentes los siguen y Jesús, buen pastor, se compadece de ellas, las atiende y las cuida. El Espíritu nos ayuda a optar por el amor, por la comunión, por el abrazo entrañable a todos. Jesús da sentido a todo lo que vivimos.


«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».
Este pasaje nos recuerda la importancia del descanso, la intimidad con Dios y la compasión por los demás. En un mundo acelerado y lleno de exigencias, es vital encontrar momentos de quietud para renovar nuestras fuerzas y conectar con lo que realmente importa.

El activismo, los horarios interminables, las agendas petadas, nos llevan a un modo de vida insano. A tanta velocidad y dispersión no se valora ni aprecia el paisaje. No se ven las cosas igual desde el Ave que dando un paseo o peregrinando a Santiago. Jesús detecta nuestros cansancios y nos ofrece parar, la vida en ocasiones nos fuerza a parar. Y nos pregunta: ¿A dónde vas? Respondamos con sinceridad si la dirección de nuestros pasos nos lleva en la dirección de Jesús.


Un lugar tranquilo es poner calma en el corazón, sosiego en la vida de cada día para sentirle a Él. Un lugar tranquilo donde su Palabra tiene otro eco, su presencia es más cercana, su mirada nos llena de luz, su mensaje es solo un abrazo que lo cambia todo.

Ese descanso que da la paz de un encuentro con Alguien que te quiere. El descanso de parar el tiempo para que las prisas se queden fuera. El descanso de saberse querido. El descanso con y en Él.

Lo mismo que el ave regresa al hogar y encuentra su descanso en su nido, así mi alma descansa en ti, Señor. Porque tú eres el gozo de nuestra alma, la abertura siempre abierta, la puerta de la esperanza, en ti nos confiamos en el descanso.Cuando llega la tormenta, cuando el frío arrecia tras los cristales, cuando todo parece que va a concluir en tragedia.

Tú eres el descanso, la plenitud sin fin, el infinito que se puede tocar, el que cierras nuestros ojos con tus delicadas manos. Aunque a veces me duermo enseguida, pensar en ti me hace sentirme mejor, me brota una paz inexplicable, y al punto me duermo en paz. Aunque mis padres me abandonaran, aunque el sol no calentase, yo descansaría seguro en el Señor, estaría muy a gusto con mi Dios. Amén.


 

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