Cuidar
La parábola del Juicio Final nos recuerda que nuestras acciones, especialmente hacia los vulnerables, tienen un impacto eterno. Jesús nos invita a vivir una vida de amor, compasión y misericordia, porque al hacerlo, estamos sirviendo al Rey mismo.
Gracias Señor por identificarte con lo humano. No podemos separar la fe de lo cotidiano. La relación con Dios y con los hermanos. Quien dice que ama a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso. Todo se convierte en ocasión para construir el Reino, espacios de alegría, de celebración, de fiesta. En otros momentos de consuelo, de compañía, de servicio a los demás. En cada persona encontramos la huella de Dios.
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed..?” La mirada tiene que estar dirigida al prójimo, al que sufre, al que está solo. Tiene que ser una mirada que nos lleve a cuidar, a amar. No puede ser de juicio, el gesto no puede ser de indiferencia.
‘Cuidar’. Al que sufre, al que está solo, al que tiene necesidad… Atenderle, servirle, amarle. Cuidarle es no pasar de largo, es estar pendiente, es ayudar a mejorar su situación… En ellos y con ellos está el Señor.
Un pequeño gesto con los que sufren... es más valioso que los grandes discursos que no cambian nada. En los que necesitan una mano tendida está el verdadero rostro de Jesús.
El mensaje no es nuevo. Conocemos la invitación de Jesús pues desde ella se inicia la vida cristiana. Lo peor es hacer oídos sordos. Lo mejor, descubrir que el Señor se esconde en cada persona que te necesita, y en su indigencia, reclamando tu atención, te ayuda también a ti.
Aquello que sembremos, en el presente, lo cosecharemos no solamente para la eternidad, sino también ya desde el aquí y ahora...., hagamos todo el bien que podamos.
No se trata de hacer el bien por ganar adeptos o nos valoren, se trata de vivir la vida ayudando a los demás, tanto física como espiritualmente, pues en ese bien hacer vivimos la presencia de Cristo.
Al final de nuestra historia seremos juzgados no por nuestras obras grandiosas, sino por cómo nos hemos situado ante los frágiles. Jesucristo será juez y parte, pues está presente en los más pequeños.
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