¿Aún no me entiendes?

 

“Tened cuidado con la levadura de los fariseos” 
 (Mc 8,14-21)

 Sin duda era doloroso para Jesús comprobar que sus discípulos, a pesar de su situación privilegiada, estaban prácticamente al mismo nivel de incomprensión que el resto de la gente. La cuestión más difícil aquí es determinar qué quiere decir Él con la palabra «levadura». Los judíos solían considerarla como símbolo de hipocresía, caducidad o corrupción. Por eso la pascua israelita debía celebrarse «con panes ácimos», es decir, sin levadura. Lo mismo ha de decirse de la pascua cristiana, que celebra a Cristo muerto y resucitado, y que ha de ser fermento del «hombre nuevo». 


Este pasaje nos enseña la importancia de discernir las influencias que nos rodean. No todo lo que parece bueno o atractivo lo es realmente. Debemos ser como los discípulos y aprender a discernir entre la levadura que nutre y la que corrompe. Aquella levadura de los fariseos y Herodes está actualmente muy extendida: La levadura de la autosuficiencia, del aparentar... También la levadura de la superficialidad y el hedonismo, la levadura del poder y la superioridad que genera violencia. Jesús pide rechazar esta levadura.

No acogemos a Jesús por la desconfianza y la incredulidad. No terminamos de entender lo que él significa para nosotros.  Jesús enseña desde una situación de necesidad. Los discípulos están atrapados en el pan. Jesús les advierte de la levadura. Ellos discutiendo por los panes. Jesús invitándoles a dar el salto de la fe. Cuidado con la levadura que fermenta el pan de nuestra vida. Jesús es diferente a la ‘levadura’ de los fariseos, diferente a otro ‘maestro’, diferente a las leyes y su cumplimiento, diferente a la distancia con nosotros, diferente en el darse… Es diferente porque es ‘Dios-con-nosotros’, generoso, nos ama. 


"¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís?"
¿Aún no me entiendes? Me pregunta Dios, también a mí hoy. La respuesta es sí. Todavía no descubro lo cerca que estás de todo lo que vivo. Tú lo envuelves todo, lo casual y lo que programo. Lo que nos supera y donde nos sentimos seguros. Nuestro corazón todavía es demasiado cobarde para decidirse a vivir sin miedo. Preferimos lo fácil y cómodo que arriesgarnos a ir mar adentro. Pero no te canses de llamarnos. No dejes que la vida se nos escape entre apegos y sueños truncados. "¿Y no acabáis de comprender?" Piensa en tantas veces que te han ocurrido cosas y en ese momento parecía que no tenían sentido... Deja que Dios sea Dios y déjate sorprender por Él... 


Escuchar al Espíritu, nos ayuda a descubrir y realizar los maravillosos planes de Dios en nuestras vidas, contando que no es a nuestro estilo ...., sino al estilo del Corazón Sacratísimo de Jesús, immutable y eterno. 

 
 
 
 
 
 
Con Él todo se multiplica. 
Con Él no hay miedo a darse, a compartir, a poner en juego la vida. 
Con Él la generosidad empieza por la suya al dar la vida. 
Con Él todo se entiende desde el amor. 
Con Él el camino no es dificultad sino encuentro.
Con Él la vida se llena de su Luz. 
Con Él el corazón se convierte en sensible. 
Con Él la fraternidad no es una palabra sino una manera de vivir. 


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