Camino de libertad

 


"Tu Padre, que está en lo escondido; 
y tu Padre, que ve en lo escondido, 
te recompensará." 
 (Mt 6,1-6;16-18).

El Miércoles de Ceniza es un día de comienzo, es un día de propósitos, es un día de mirada hacia adelante… Tenemos tiempo para la conversión, nuestro propósito es ser nuevos, la mirada hacia la Pascua, el encuentro con Él. La verdadera conversión es al amor.


Hoy comienza un tiempo nuevo de salvación para ti. El Señor llama a tu puerta y te invita a recorrer el camino de la Pascua con Él. Estás invitado a escuchar la Palabra, los acontecimientos y lo que pasa en tu interior.

Señor, Jesús, haznos entrar en nuestro interior.
Estamos tentados, solicitados por el exterior.
Todo nos llama, nos invita a vivir a la intemperie donde no hay calor de hogar ni palabras sinceras. Ven, Señor a habitar en nuestra casa
y ayúdanos a vivir reconciliados, en paz y en cercanía contigo y con los hermanos.

La Cuaresma es una llamada a vivir en el amor y un camino hacia la libertad. Tiempo para renacer de las cenizas, de ponernos en camino, de soltar mediocridades, ambigüedades y apegos. «A través del desierto Dios nos guía a la libertad». A emprender camino, a atravesar nuestros desiertos personales… nos anima el Papa Francisco. ¿Cuál es tu plan para esta Cuaresma? Nosotros te proponemos vivirla como un camino de libertad


Me parece hermoso que la Cuaresma empiece el 14 de febrero, el día de San Valentín.  Dos celebraciones que parecen antagónicas, pero con un gran punto en común. ¿Acaso la conversión no va de amor? ¡Conviértete y cree en el Evangelio! ¡Enamórate!

Sólo Cristo es quien nos enseña lo que es el amor y amistad verdaderas; dar la vida por el otro. Amar no es buscar la conveniencia, “el amor no busca lo suyo” dirá San Pablo. Amar es entregar la vida por la persona elegida. Así Dios nos eligió y nos amó hasta entregar su vida por nosotros


“Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres”.
Consejo de Jesús para esta Cuaresma. «Cuando ayunéis no pongáis cara triste, como los hipócritas». Comenzamos un tiempo donde lo importante no es hacer sacrificios para ser vistos, sino vivir la fe con un corazón abierto al amor de Dios y en el silencio de la oración llegar a la mirada del otro que nos acerca a Dios. Da limosna para compartir con otros lo que eres y tienes. Ayuna de lo que te aleja de lo que Dios quiere de ti. Ora para acoger a Dios en tu vida.


A cada una de las acciones que atañen a la relación con Dios, con los demás y con uno mismo, le sigue la misma conclusión: "Y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará". Es la antítesis de la levadura de los fariseos y Herodes: el aparentar, hacer ver lo que no es.

La renovación que nos ofrece la Cuaresma se da en el corazón. No cambian las circunstancias. No cambia mi forma de ser, de pensar, de hacer las cosas. Cambia mi motivación para vivir. De centrarme en mi mismo, la Cuaresma me ofrece el levantar la mirada y ser lo que el otro necesita. Mis sacrificios los tendrían que sugerir los demás. No oro, o ayuno, o doy limosna para ser yo mejor, lo hago para ser más amor, como lo es Jesús.

¿Estamos buscando la aprobación de los demás o cultivando una relación genuina con Dios? ¿Estamos motivados por el amor y la compasión o por el egoísmo y la vanidad?

 

Cuaresma…Tiempo de vivir de lo esencial,
de dejar los ídolos que nos agobian y aprisionan.
Un tiempo de gracia para el encuentro con Jesús.
Atención amorosa a una Presencia.

Dios nos habla al corazón.
con su Palabra de amor
levanta la dignidad perdida
entabla por doquier el coloquio de la gracia.
Es tiempo de conversión, tiempo de libertad.

Dios escucha los gemidos en las orillas del mundo;
despierta las semillas de bondad,
escondidas en lo hondo del ser humano.
Con su ternura infinita ahuyenta la oscuridad,
recrea la esperanza para tejer la fraternidad.

Cuaresma… tiempo de interioridad
para vivir el bautismo,
misterio de presencia que Dios nos regala en el hondón.
Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios,
y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido.

Cuaresma… tiempo de responsabilidad, de lucha.
Para responder al misterio de entrega
que se hace presente en la Palabra y en la Eucaristía de Jesús.
Responder con la vida a la escucha de la Palabra
Con la vida abierta a la realidad y solidaria con el hermano herido
Con la vida asombrada por el Amor.

Cuaresma… tiempo de novedad,
tiempo hacia la novedad de la Pascua.
Con pasos humildes, concretos, fraternos.
Con itinerarios orantes en salida hacia los que más sufren.

Cuaresma… tiempo de Dios
y, por eso, tiempo de todo hombre y de toda mujer,
tiempo de una nueva humanidad más justa. 
En camino con todos los pobres de la tierra,
en camino con los amigos de Dios,
en camino con María…
Hacia la Luz, hacia la Vida, hacia el Amor.  

Feliz y bendecido camino hacia la Pascua


 

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