Buena Noticia
El hombre que se va de viaje llama a sus siervos para dejarles sus bienes. Pone en ellos su confianza, esperando una fidelidad creativa que haga crecer lo que les da. Los talentos no son de quien los tiene, sino de quien los da. Por eso, a la vuelta recoge lo suyo.
La parábola de los talentos es una buena noticia contra el miedo, que anula la creatividad y vuelve la vida estéril. Nuestra vocación no es la de conservar cosas preciosas o amenazadas, somos creadores de cosas nuevas con la fuerza del amor que humaniza este mundo.
Amar es vencer el miedo que paraliza pues vivir sin arriesgar es embalsamar la vida no perder y no ganar, por no errar, es cobardía regalar cada talento es lo que el mundo necesita.
En estos tiempos del “yo, primero yo, y después yo”... la verdadera riqueza está en poner nuestros dones al servicio de los demás.
La esperanza en el más allá no supone evadirnos del momento presente y despreocuparnos de este mundo; más bien al contrario, exige el compromiso de la fe, que transforma la realidad mejorándola. Quien pone sus talentos al servicio de los demás será invitado al gozo de su señor.
"Pasa al banquete de tu Señor.". Qué maravilla poder escuchar del mismo Jesús "entra al banquete", no sólo al final de nuestros días, sino hoy. Ser fiel en lo poco, en lo pequeño, en lo cotidiano. No se nos piden grandes hazañas. Cada día, en cada decisión podemos rendir los talentos que se nos han dado. Lo peor es que el miedo nos defraude. Que enterremos lo que somos, para agradar, para no molestar. Estamos todos llamados a extender y desplegar lo que somos. No en un afán exibicionista, sino dar la luz que nos habita.
Los talentos son un regalo que Él nos hace. Los reparte a cada uno según nuestras capacidades. Hay para todos, nadie se queda sin ellos. Un regalo que hay que multiplicar. Se multiplican si se dan, si los mostramos, si los ponemos al servicio de todos.
Nuestros talentos no nos pertenecen, son de Él. Nada de dejar de compartirlos por miedo a perderlos. El que lo entierra solo piensa en él mismo.
De lo que se trata es de preguntarnos ¿qué hacemos con nuestra vida: enterrarla o invertirla?
Que ponga, Señor,
todos mis talentos
en juego.
Hazlos fructificar.
Que desentierre
la fe y el amor
que has puesto en mí.
El talento no es para nosotros. Es un don para todos, no una propiedad nuestra. La lógica del Evangelio es la alegría del dar y poner en juego lo que somos y tenemos para el bien común, especialmente, para que llegue a los pobres y a los necesitados.
Diario de buenas noticias
Ser en la vida buena noticia,
ser gesto, palabra, imagen, silencio, canción.
Salir a la calle a diario, llegar hasta el último rincón.
Llevar sin tardar, para todos, bocados de aliento… de Dios.
Vivir de tal manera, que a algunos despierte curiosidad
nuestro vivir con menos, con otros, con riesgo, con gratuidad.
Dejar que los otros, los pobres, coman de nuestro tiempo,
hasta encontrar en ellos, nosotros, la extraviada identidad.
Y siempre, siempre, siempre, buscar el sitio entre la gente.
Pues toda ella es, sin dudarlo, la buena noticia de Dios.
Posar sus miedos, alzar sus sueños, andar sus pasos intermitentes,
hasta lograr que todos destapen el gran tesoro que son.
(Seve Lázaro, sj)
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