El mañana
No podemos servir a dos señores. Un señor es el dinero, el agobio por las necesidades, el afán de desear saber y controlar todo y a todos. El otro señor es el Dios del cuidado, los detalles, la confianza, quien nos sostiene.
Que normalizado tenemos en convivir con el agobio, la presión y la tristeza. No estamos creados para el agobio y los nervios, sino para la paz y la alegría.
Los afanes y preocupaciones de la vida cotidiana deben ser algo secundario en los discípulos, porque el Reino de Dios es lo más importante en su vida. Así es posible vivir la confianza en el Padre que cuida de todos sus hijos.
Tenemos un Padre que cuida de cada pequeño detalle, de los lirios, de las aves, ¿Cómo no va a cuidar de nosotros que somos lo que él más ama?Busquemos el Reino de Dios y su justicia, y dejémonos sorprender por la Providencia. ¡Quien vela por las avecillas, cómo no ha de cuidar de sus hijos!
Buscar el reino es una manera nueva de relacionarnos donde Él está en el centro. El reino al mismo tiempo que se busca se construye. La clave de un reino son las relaciones entre sus miembros, en su reino es el amor.
Jesús nos invita a vivir poniendo nuestra confianza en Él; nos invita a la paz del corazón que solo llega al hombre cuando es capaz de a amar por encima de todo; nos invita, en definitiva, a vivir la serenidad del que se sabe en buenas manos.
Padre, me pongo en tus manos, dame lo necesario para vivir el hoy de cada día.
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