¿Y tú quién dices que es Jesús para ti; no para los demás, para ti?
“¿Y vosotros
quién decís que soy yo para vosotros?”
¿Y tú quién dices que es Jesús para ti;
¿Y tú quién dices que es Jesús para ti;
no para los demás, para ti?
La respuesta que cada uno dé a la pregunta de Jesús nos
define o no como discípulos suyos.
Y como piedras vivas de la Iglesia o
comunidad que él va construyendo a partir de la piedra fundamental que es
Pedro.
Todos tenemos el peligro de convertirnos en piedras de tropiezo si en
lugar de discípulos pretendemos ser maestros, desplazando a Cristo de su lugar
único de Maestro y Mesías.
La reacción de Pedro recuerda que fácilmente se cae
en esa tentación.
“Quítate de mí vista, Satanás, que me haces tropezar”
(Mt
16,23)
Pedro no entiende el camino de la cruz.
No sabe estar cerca
de Jesús en este momento.
Al querer para Jesús el poder y la gloria en sentido
humano lo expone al tropiezo.
Fíjate en la debilidad de las personas que
quieres: enfermedades, fracasos, situaciones difíciles.
Ten cuidado de lo que les
dices.
Ser para ellos una eucaristía es la mejor forma de ayudarles.
¿Qué tendré que decir a mis hermanos,
Señor, para no
hacerlos tropezar?
Pondré mi luz,
la que Tú me has dado,
en su oscuridad.
¡Gratuitamente!
- Señor Jesús:
concédenos conocer quién eres tú,
y
ayúdanos a adherirnos totalmente a ti.
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