"Id también
vosotros a mi viña”
(Mt 20,7)
El evangelio terminaba
ayer hablando de primeros y últimos.
Hoy habla de unos que
trabajan por un salario previamente pactado y critican al propietario generoso
porque ven como agravio personal el trato dado a los últimos.
Jesús pretende decirnos
que, para Dios, no hay primeros ni últimos.
Hay hijas e hijos con
quien quiere compartir vida y amor.
Y a quien invita a
colaborar en la construcción del Reino.
¿Nos alegramos de haber
sido invitados, o somos de los gruñones?
- Ayúdanos, Señor,
a construir auténtica
fraternidad.
Y a no creernos con más
derechos
que otros hermanos
nuestros.
El servicio es respuesta a
un llamamiento gratuito.
Ni la cantidad o calidad
del servicio, ni la antigüedad o diversidad de funciones, ni el mayor o menor
rendimiento, crean situaciones de privilegio.
El estar en la viña de
Dios es la mejor paga.
Acoge en tu corazón la
invitación que te hace Jesús.
Hay mucho que servir en
medio de la comunidad. Ponte el delantal y empieza.
Quiero
trabajar en tu viña, Señor.
Quiero servir
a mis hermanos.
¡Gracias por
contar conmigo!
Comentarios
Publicar un comentario