El pequeño es grande para ti, Señor.
TODO EL QUE SE ENSALCE, SERÁ HUMILLADO
Haznos sencillos y
humildes, Señor
En
estos tiempos en que se lleva lo grande, lo fastuoso, lo impresionante, lo
especial, en que lo pequeño pasa inadvertido, Tú nos sigues recordando tu
preferencia por lo sencillo.
Cuando
todos queremos parecer más guapos, más listos, más altos, más sabios, más
estilosos, más modernos, más aptos, más actuales, más atrevidos, más, más y
más…
Tú
nos invitas a buscar lo menos, tú valoras lo menor.
En
medio de la competitividad en la que vivimos, en la que se nos invita a ser
triunfadores, aunque sólo unos pocos consigan serio, Tú nos empujas a ayudarnos
unos a otros, a levantarnos y a hacerle al otro sentirse mayor.
“En
esta sociedad del «mejor estar», envueltos en miles de caprichos,
proponiéndosenos ser el primero en tener lo último, Tú nos recuerdas que el
pequeño es el grande para ti, y al que tiene menos es al que más hay que
cuidar.
En
este mundo loco que hemos inventado, en el que muchos son los perdedores y unos
pocos ganan todas las carreras estéticas, intelectuales, laborales y
económicas, Tú nos despiertas el corazón a la escucha del pobre, del caído, del
necesitado, del fracasado y del que sufre.
En
todo momento, Señor, tú cambias los valores, lo bajo lo conviertes en alto,
engrandeces lo pequeño, al último le nombras primero y al primero le pones el
último.
Seguirte
a ti, Señor, es vivir del revés, es ser distinto, es aprender sencillez y
humildad.
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