Una Misericordia en camino





“Los que tenían enfermos 
con el mal que fuera, 
se los llevaban” 
(Lc 4,40)  

La actividad de Jesús en Cafarnaún no se ha limitado a la sinagoga; ha llegado también a las familias y a la vida diaria del  lugar, con atención especial a los enfermos. 
Si en Nazaret lo habían expulsado, aquí quieren retenerlo. 
A través del silencio y la oración, Jesús debe discernir cómo ser fiel a la misión confiada por el Padre: el anuncio del reino de Dios se hará de manera itinerante por todo el país, sin reducirse a un solo lugar.

- Señor Jesús: 
que tu palabra y la luz del Espíritu nos ayuden 
a saber vivir y anunciar hoy la buena noticia del Reino.

Cuando crece la opinión de que Dios no puede hacer nada por nosotros, ¡qué reconfortante es escuchar estas palabras! Pon tus males y los males de los que te rodean ante Jesús. Jesús tiene poder para curar, para levantar a los caídos, para poner de nuevo en pie la esperanza.  

En el horizonte de mi esperanza, Tú estás. 
En mis enfermedades y dolencias, Tú estás. 
En mi vida de cada día, Tú siempre estás. 
Yo te llamo con fe.  

"La Misericordia de nuestro Dios es infinita e inefable y expresamos el dinamismo de este misterio como una Misericordia “siempre más grande”, una Misericordia en camino, una Misericordia que cada día busca el modo de dar un paso adelante, un pasito más allá, avanzando sobre las tierras de nadie, en las que reinaba la indiferencia y la violencia."
 ( Francisco).

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