Dos actitudes
La Semana Santa es un tiempo de gracia que el Señor nos da para salir al encuentro de Jesús, y para llevar a los demás la luz y la alegría de nuestra fe. Hagámoslo con amor y con la ternura de Dios, con respeto y paciencia, sabiendo es Él quien nos guía.
El mundo está necesitado de buenos olores. Llenemos el mundo de la mejor fragancia: el Amor de Dios. Salgamos… ¡seamos “Iglesia en salida”!
Ved la humildad de esta santa mujer. Comienza por los pies para merecer llegar hasta la cabeza. No limpia los pies del Señor con una toalla, sino con sus propios cabellos, para honrar mejor al Señor. Así prefiguraba a la Iglesia, que ha ofrecido a Cristo la devoción plena de su fe (Cromacio de Aquileya)
Jesús va a Betania, a la casa de los amigos, para descansar y seguir camino hacia Jerusalén, donde entregará su vida.
Betania es lugar de encuentro, de amor gratuito, de servicio esmerado, hogar donde se acoge la vida y se escucha al hermano.
En Betania, una mujer derrama perfume y unge a Jesús, en la “Hora” cargada de amor silencioso y entregado.
Betania es un lugar de encuentro, de abrir el corazón, de estar tranquilo.
Es un lugar de amistad, de mesa compartida, de tiempo de escucha, de agasajo, de vida nueva.
Un lugar sin prisas donde Jesús ocupa el centro de lo que se hace y vive.
Betania es un lugar pero también es una manera nueva de entender la relación con Jesús.
Betania es Palabra que transforma, perfume regalado que cambia la vida, encuentro que llena para siempre, deseos de parar el tiempo y la historia a su lado.
Betania es un lugar de encuentro, de abrir el corazón, de estar tranquilo.
Es un lugar de amistad, de mesa compartida, de tiempo de escucha, de agasajo, de vida nueva.
Un lugar sin prisas donde Jesús ocupa el centro de lo que se hace y vive.
Betania es un lugar pero también es una manera nueva de entender la relación con Jesús.
Betania es Palabra que transforma, perfume regalado que cambia la vida, encuentro que llena para siempre, deseos de parar el tiempo y la historia a su lado.
Con Él todo es nuevo
Donde se está bien, si está Él, si cultivamos y cuidamos la amistad con Él.
Donde se está bien, si está Él, si cultivamos y cuidamos la amistad con Él.
“Vamos a Betania a cuidar la vida,
casa del Amigo, para el corazón.
Vamos a Betania a sanar heridas,
y a seguir camino desde el corazón de Dios”
(Germán Pravia).
casa del Amigo, para el corazón.
Vamos a Betania a sanar heridas,
y a seguir camino desde el corazón de Dios”
(Germán Pravia).
"Y la casa se llenó de la fragancia del perfume." El gesto de ungir los pies de Jesús con un perfume caro traduce un amor grande, ilógico, exuberante. No responde a normas de protocolo o de educación. Nace de dentro. Por eso el juicio de Judas suena a mezquindad, a raquítico, a corazón empequeñecido. No le preocupan los pobres.
Nunca faltan los que, como Judas en Betania, interpretan el amor sincero como derroche ante las necesidades crecientes de los pobres. Pero ya se sabe que se trata de una pura escusa de quienes solo ven en los pobres una coartada para sus intereses y no el desvivirse por ellos.
María y Judas, ambos seguían al Señor; ella derrochó, él tacañería: ¿Y yo?
María y Judas. Dos actitudes ante el Amigo. María toma lo más auténtico, lo más costoso para ungir a Jesús. Derramó el perfume de su amor por él, su entrega. Judas, discípulo, lo entrega. Se sirve de Jesús. Negocia con todos y con todo. ¿Te das o te sirves?
Lo que María le muestra es un amor que desconoce. Jesús defiende el gesto de la mujer. Cuando amamos generosamente y sorprendemos a los demás las vidas se llenan de un olor a Reino y las vidas también. Que en estos días amemos así.
Ungir a Jesús con el perfume de nuestras buenas obras, es decirle: ¡Gracias, por dar la vida por nosotros!
Jesús, como ese perfume, se va a derramar hasta que su olor inunde todo. Un amor así no se compra ni tiene precio. Dejémonos desconcertar por la lógica ilógica del amor hasta el extremo.
La vida cristiana es la respuesta agradecida a su amor y a su misericordia. ¡Ojalá que nuestro corazón y nuestras comunidades sean siempre como la casa de Betania, donde pueda entrar Jesús, sentarse a nuestra mesa y celebrar su Pascua con nosotros.
De perfumes y latidos nuevos
Llevaremos nombres,
rostros, historias.
Recorreremos caminos,
a paso lento o al galope.
Enjugaremos lágrimas,
compartiremos alegrías plenas.
Pondremos la mesa,
partiremos el pan.
Seremos Palabra, eco y canto.
Hospedaremos hermanos,
aun en las persecuciones estaremos.
Una vez más saldrás al encuentro.
Y lo insignificante se hará Reino.
Oportunidades radiantes, luminosas.
Un amor con aroma a estreno.
La ternura puja y gana.
Hasta el fin del mundo, prometiste.
Perfume, unción, soplo, perdón, envío.
Creo. Creemos.
Otros cristos, cristianos.
Y en cada latido se imprimirá lo nuevo.
Llevaremos nombres,
rostros, historias.
Recorreremos caminos,
a paso lento o al galope.
Enjugaremos lágrimas,
compartiremos alegrías plenas.
Pondremos la mesa,
partiremos el pan.
Seremos Palabra, eco y canto.
Hospedaremos hermanos,
aun en las persecuciones estaremos.
Una vez más saldrás al encuentro.
Y lo insignificante se hará Reino.
Oportunidades radiantes, luminosas.
Un amor con aroma a estreno.
La ternura puja y gana.
Hasta el fin del mundo, prometiste.
Perfume, unción, soplo, perdón, envío.
Creo. Creemos.
Otros cristos, cristianos.
Y en cada latido se imprimirá lo nuevo.
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