“Y dijo a los judíos
que era Jesús quien lo había
sanado”
(Jn 5,15)
El Espíritu trabaja el corazón de las personas.
En este caso a un inválido que no sabía ni hablar.
Con el
paso de los años le había invadido una dañina tristeza y un hondo pesimismo.
No tenía palabra.
Llevaba treinta ocho años en la lista de espera.
Jesús
fue directo a él y lo sanó.
Mira a tu alrededor y fíjate en las personas que llevan
años sufriendo.
Acércate.
Habla con ellas.
Bendícelas.
Toda nuestra esperanza está en su misericordia.
Misericordia es abrirse a los demás, es cercanía, empatía
y, sobre todo, amor.
¿Eres de los que cuidan y perdonan, o de los que endurece
su corazón?
“¿Quieres quedar sano?”
Curar nuestro corazón enfermo, iluminar nuestros ojos
ciegos, empequeñecer nuestro ego...
¿Cómo hacerlo si ni siquiera a veces lo sabemos?
Abre nuestros sentidos, haznos conscientes de lo que
vivimos. Sánanos, que sólo por ti existimos.
Qué importante es acompañar al que sufre, al enfermo, al
anciano; hacer que no se sienta solo ni abandonado.
Hay mucha gente que "no tiene a nadie" con
quien compartir el dolor o la esperanza.
"Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina;
para cuando llego yo, otro se me ha adelantado".
Se buscan "camilleros" que ayuden a sanar y a llevar
hasta Jesús a quien no se vale por sí mismo.
Hay muchos que nos necesitan para levantarse: “y no
tienen a nadie”.
Hay muchos que nos necesitan para poder andar: “y no tienen a nadie”.
Hay muchos que nos necesitan para sentir que están vivos: “y no tienen a nadie”.
Hay muchos que están a la espera de una palabra de esperanza: “y no tienen a nadie”.
Hay muchos que nos necesitan para poder andar: “y no tienen a nadie”.
Hay muchos que nos necesitan para sentir que están vivos: “y no tienen a nadie”.
Hay muchos que están a la espera de una palabra de esperanza: “y no tienen a nadie”.
Hay demasiados que tienen una vida paralítica, y no
tienen a nadie que los ponga a caminar.
Doy gracias por las personas que cuidan con cariño y
ternura de enfermos y ancianos.
Con corazones compasivos se humaniza la vida.
Es tiempo de ABRAZAR nuestro barro y dejarnos modelar por
Dios.
Jesús, ponnos de pie, libéranos, para que podamos
liberar a otros.
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