“María tomó una libra de perfume de nardo,
auténtico y costoso,
le ungió a Jesús los pies
y se los enjugó con su
cabellera.
Y la casa se llenó de la fragancia del perfume”
(Jn 12, 3)
Nos acercamos a la Hora de la Salvación.
“Seis días antes de la Pascua”, Jesús va a Betania, la
casa de la vida y de la amistad.
Betania, esos
nombres que se convierten en hogar..
Todos
necesitamos un lugar al que llamar casa.
Y ese lugar,
casi siempre, no lo hacen las paredes, sino las personas
Una mujer, sensible y valiente, desea aliviar el dolor de
Jesús y lo unge con ternura, anticipa su Pascua.
En los límites del ser humano, cuando éste es solo un
despojo, viene a su encuentro la sorprendente gratuidad.
Una mujer, con los ojos del corazón limpios para la
ternura, atenta a los signos que hay a su alrededor, se adelante y besa.
El gesto de María de Betania abre caminos para aliviar la
fragilidad de la humanidad doliente.
Esta mujer del Evangelio de Juan “presiente” la “entrega”
de Jesús y responde, derrochando sin cálculo, amor de compasión, de lágrimas y
perfume.
El perfume, guardado para un momento especial, lo derrama
en esta “Hora” cargada de amor silencioso y entregado.
Todos quedan envueltos en este aroma de belleza
incalculable, sorprendidos por un gesto de cariño que les desconcierta y
extraña.
Derroche de
amor.
Pasión sin
medida.
Locura hecha
adoración.
Sin tener
mesura, sin buscar provecho.
Esto sólo lo
hace y lo admira un corazón enamorado de lleno.
Judas tiene un corazón mezquino.
Sólo ve el dinero.
Es incapaz de sentir el aroma del amor y la acogida.
Escribe san Agustín:
"Toda alma que quiera ser fiel, únase a María para ungir con perfume los pies del. Señor... Unja los pies de Jesús: siga las huellas del Señor con una vida digna. Seca los pies ton los cabellos. si tienes cosas superfluas, dalas a los pobres, y habrás enjugado los pies del Señor"»
Salir a llenar
el mundo de la fragancia del amor de Dios.
Salir…
¡Sé “Iglesia en
salida”!
Oración:
Llena mi vasija con tu perfume, Señor,
para que yo lo pueda derramar por los caminos.
- Señor, dame la generosidad de María.
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