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La libertad de Jesús



“Yo no vengo por mi cuenta, 
sino que el Verdadero es el que me envía” 
(Jn 7,28)  

Sentirse acosado, amenazado de muerte.
Y sin embargo, seguir.
Cuando el valor vence al miedo.
Cuando las propias convicciones son más fuertes que lo que opinan los demás.

Seguir a Jesús es un llamado a ser signo de contradicción, es causar incomodidad en el mundo, es ir en contra de la corriente. Definitivamente, seguir al Señor no nos va a hacer populares nunca.
¿Estás dispuesto a ello?

Si en ti sólo veo el mal, seguro que el mal está en mis ojos.

Nos atrapa la atracción por el mal.
Sólo tenemos ojos para mirarlo.
Pasa a nuestro lado el bien y actúa, se mueve, baila y se manifiesta.
Pero lo ignoramos.
Sin embargo el mundo se mantiene porque una mayoría lo borda cada jornada con un amor entrañable y una entrega constante.

"Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza, mi roca, mi alcázar, mi libertador".
Sobre ti, que eres mi roca, quiero construir mi vida.

Es tiempo de ESTAR ATENTO a las caricias y susurros de Dios.

«Los tres pasos de la auténtica solidaridad son: 
‘Hacerse cargo’, 'cargar’ y ‘encargarse’»

"No es fácil perdonar a los que nos han ofendido, es una gracia pero la paz de Cristo no puede radicarse en un corazón incapaz de vivir la fraternidad"

Danos tus espaldas y tu amor, Señor, para hacernos cargo, para ser consuelo, para creer con obras de amor, con el máximo amor que podamos en cada momento.
Enséñanos, Señor...

El Espíritu nos envía, nos da la fortaleza para no sucumbir en las horas difíciles.
Nos enseña a fiarnos del Padre, como hace Jesús cuando viene la contradicción.
La libertad de Jesús es provocativa, hablaba abiertamente.
La experiencia que tú hagas de Dios es fundamental para mantenerte fiel en las horas oscuras de la vida.
Saber que el Padre está contigo te ayudará a no abandonar la fe.

Jesús, acompáñanos.
Ven con nosotros.
Transmítenos tu fuerza para actuar la voluntad del Padre.
Te decimos: “Sé de quién me he fiado”.

Padre Celestial, mi vida está en tus manos.
Ayer hoy y por siempre, estoy segura y confiada en ti.
Señor, ayúdame a saber que tú tienes todo el control.
Ayúdame a creer que tú estás trabajando en mi vida ahora mismo, aunque yo no  lo pueda ver.
Ayúdame a confiar en lo que no puedo ver, aun cuando lo único que veo es doloroso y está todo tan nublado.
Ayúdame a saber que tú tomas control de todas mis necesidades.
Señor, gracias por escuchar mi súplica de ayuda.
Gracias por amarme tanto.
Ayúdame a creer en todas las promesas que me has dado.
Perdóname cuando dudo de ti y de tu amor.
Yo creo en ti Señor.

Perdóname cuando a veces pierdo la fe.
Aumenta en mí la fe en ti.

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