“Os aseguro que uno de vosotros
me va a entregar…
Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado… Lo que tienes que hacer hazlo enseguida… Ahora es glorificado el Hijo del hombre,
y Dios es glorificado en él”
(Jn 13, 21.26.27.31).
La traición de Judas y la negación de Pedro, dos
testigos del reino anunciado en las aldeas de Galilea, parecen llevar al
fracaso toda la entrega de Jesús.
Sin embargo, el Plan del Padre, aceptado por
Jesús, llegará a su plenitud en el amor entregado libremente, que da la vida y
capacita al ser humano para amar sin límites.
El grano de trigo, sembrado en la
tierra, dará fruto abundante.
En la intimidad de la noche y los amigos, una cena.
Compartes vida: amalgama de sentimientos y emociones: expectación,
miedo, valentía, traición, amor, serenidad, ignorancia...
Así, sin anestesia.
Todo junto.
La vida misma.
Jesús revela, en
los gestos de la última cena, la calidad de su amor.
El amor de Jesús
es un amor que: respeta la libertad del discípulo que va a entregarle, no lo
delata delante de sus compañeros; ofrece amistad y libertad en el pan roto y
entregado; regala vida, verdad, relación humana, filiación divina; es más
fuerte que el odio mortal de sus enemigos
Todos podemos
tener la tentación de negociar con el evangelio, y cambiarlo por otros caminos,
otras lógicas, otros caminos que esconden engaños.
He ahí las 30
monedas de plata... 30 silencios hirientes; 30 perdones negados; 30 piedras, de
palabra o de fuego, para lapidar al diferente; 30 miradas por encima del
hombro; 30 olvidos...
Y ahí estamos,
con el peligro, tan real, de negociar y hacer del evangelio moneda de cambio...
Piensa por un
momento: ¿dónde están tus traiciones del día a día?
¿De verdad que
eres 100% sincero con todos?
¿También con el
Señor?
No te canses de
amar, que él no se cansó.
No te rindas,
que él no se rindió.
Oración:
Tu entrega, Señor, me sobrecoge.
Tu amor hasta el final deja al descubierto mi pecado.
Hoy quiero acoger tu amor, agradecer tu vida,
comprometerme contigo en el camino.
Asegúrame, Señor, tu presencia,
y con mi vida te diré que te amo.
Que bueno tener un espacio en la blogosfera donde siempre siento la oportunidad de empezar como la primera vez.
ResponderEliminarGracias por el post Juanlu, gracias por la oración.
Abrazo grande.