"Has
escondido estas cosas
a los sabios y entendidos,
y se las has revelado a los
pequeños"
Jesús ofrece una acción de gracias al Padre por haber
revelado a los sencillos todo lo que se refiere al Reino de Dios.
Nunca nos abandona, sostiene a los que están a punto de
caer, en Él podemos descansar; se complace una vez más en los sencillos y en
los débiles, y no en los poderosos.
Y nosotros, ¿somos sencillos?
¿Queremos ir hacia Él y ayudarle en su plan?
No todo el mundo
está preparado para ello.
Hay que madurar la fe y crecer como personas para entrar
en el proyecto, para que podamos notarla carga ligera.
Hay que estar abiertos a la acción del Espíritu que
habita en nosotros, que nos da la vida y la paz.
Hay que conocer el programa de vida en plenitud que nos
presenta, aprender a ser discípulos suyos.
• Que la gracia del Espíritu nos infunda el valor de
la humildad y descansemos en Jesús, nuestro Señor; y que aprendamos de Él a
enaltecer al Padre, a orar y a hacer acciones de gracias.
Hoy celebramos a Santa Catalina de Siena.
Era una enamorada
de la Iglesia, y por tanto del Papa, al que llamaba “el dulce Cristo en la
tierra”.
Es para nosotros
un ejemplo de amor al Papa y a la Iglesia, que habrá de manifestarse en nuestra
oración constante por el Santo Padre, en nuestra docilidad a seguir sus
enseñanzas.
“¡No te separes de la
Iglesia!
Ningún
poder tiene su fuerza.
Tu esperanza es la Iglesia.
Tu refugio es la Iglesia.
Tu salud es la Iglesia.
Ella es más alta que el cielo y más dilatada
que la tierra.
Ella nunca envejece: su vigor es eterno”
(San Juan Crisóstomo, Consideraciones sobre
la Iglesia).
Te pedimos,
Señor, que, como Santa Catalina de
Siena,
saquemos fortaleza, sabiduría y celo
de un intenso contacto contigo
por medio de una vida sobria, oración profunda
y contemplación de la cruz.
saquemos fortaleza, sabiduría y celo
de un intenso contacto contigo
por medio de una vida sobria, oración profunda
y contemplación de la cruz.
Para que, como
ella,
aprendamos a percibir a la misma Iglesia
aprendamos a percibir a la misma Iglesia
no como algo ajeno y exterior a nosotros,
sino como una parte viva de nosotros mismos.
sino como una parte viva de nosotros mismos.
Que María, Madre
de la Iglesia nos haga fieles hijos de la Iglesia.
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