“Quien guarda mi palabra
no sabrá lo que es morir para
siempre”
(Jn 8,51)
Los judíos y Jesús no pueden entenderse, aunque hablen
de la misma persona: Abrahán.
Para ellos es un hecho más o menos histórico
que fundamenta su realidad como pueblo. Jesús habla de una realidad interior
que está más allá del tiempo y del espacio.
Jesús habla del deseo de unidad
y de amor que subyace en el corazón del verdadero creyente.
• Señor, que defienda mis creencias con la vida y huya de las discusiones inútiles.
• Señor, que defienda mis creencias con la vida y huya de las discusiones inútiles.
"Cogieron
piedras para tirárselas".
A contracorriente
Perseguido por los tuyos.
Rechazado por tu pueblo.
Incomprendido incluso por tus mejores amigos.
A veces, tan solo.
Tentado más de una vez:
“si no me quieren, que se las arreglen solos”.
¿Cómo no te cansaste ante tanta incomprensión,
tanta dureza de corazón?
¿Cómo aguantaste tanto?
Siempre a contracorriente.
El Espíritu fue tu fortaleza,
el fuego que alimentaba tu vida.
Y en tu corazón, una decisión íntima e irrevocable:
dar la vida por todos, incluso por los que querían eliminarte…
hacer realidad el sueño del Padre:
un reino donde fuera posible vivir en fraternidad.
Danos, Señor, ese mismo Espíritu que sostuvo tus pasos
para que no nos rindamos nunca, aunque nos sintamos rechazados,
y pongamos nuestras vidas al servicio de tu reino.
(Fermín Negre)
Rechazado por tu pueblo.
Incomprendido incluso por tus mejores amigos.
A veces, tan solo.
Tentado más de una vez:
“si no me quieren, que se las arreglen solos”.
¿Cómo no te cansaste ante tanta incomprensión,
tanta dureza de corazón?
¿Cómo aguantaste tanto?
Siempre a contracorriente.
El Espíritu fue tu fortaleza,
el fuego que alimentaba tu vida.
Y en tu corazón, una decisión íntima e irrevocable:
dar la vida por todos, incluso por los que querían eliminarte…
hacer realidad el sueño del Padre:
un reino donde fuera posible vivir en fraternidad.
Danos, Señor, ese mismo Espíritu que sostuvo tus pasos
para que no nos rindamos nunca, aunque nos sintamos rechazados,
y pongamos nuestras vidas al servicio de tu reino.
(Fermín Negre)
Señor, tengo miedo a la muerte.
Pero sé que tú me regalas la vida “para siempre”.
Señor, sé que tengo que pasar por esa experiencia del morir humano.
Pero también sé que mi muerte posibilita la “vida para siempre”.
Señor, tengo miedo a ese momento final de mi vida humana.
También tú pasaste por esa experiencia.
Dame la gracia de creer en tu palabra que me da vida eterna.
El Señor nos da siempre libertad del corazón para recibir su Palabra ¡que es promesa, alegría y alianza!
María guardó en el corazón la palabra de Jesús.
Se dejó
conducir por el Espíritu, en un itinerario de fe, hacia un destino de servicio
y fecundidad.
Por eso, vive para siempre, es Madre de todos.
¿Qué guardas en el
corazón?
¿Qué verdades cultivas en la oración interior?
¿Cuál es el tesoro de
tu vida?
¿Cómo vives tu intimidad con el Misterio en la vida de cada día?
María, enséñanos a ser contemplativos de la Palabra de
Jesús en la vida de cada día.
Señora de la Vida ayúdanos a nacer a la vida para
siempre, a la comunión con Dios y con los hermanos.
Decía Santa Teresa
que un santo triste es un triste santo.
El Evangelio, la vida en Cristo es
alegría.
¡Vívela!
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