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Ayúdame a dejarme conducir por tu Espíritu.





“El que no nazca de agua y de Espíritu 
no puede entrar en el reino de Dios…
Tenéis que nacer de nuevo”  
(Jn 3, 5.7)     

Nicodemo fue a hablar con Jesús de noche.
Era de noche porque no había nacido de nuevo, porque no había nacido del Espíritu.
Era de noche, pero se acercó a la luz, a la Luz.
“Aunque sea de noche en mi corazón, me acerco a Ti”
“Que nunca me acostumbre a caminar a oscuras, Señor”
Nicodemo alaba a Jesús, pero Jesús no se deja halagar.
Mas bien plantea al visitante nocturno un paso adelante: “hay que nacer de nuevo”.
Nicodemo busca que Jesús encaje en sus esquemas.
Jesús cambia radicalmente el planteamiento de este buscador de sí mismo.
El reino que Jesús trae requiere espacios nuevos, nuevo corazón.
Nacer es un acontecimiento único, pero también un proceso que crece cada día.
Nacer del Espíritu en la Pascua de Jesús supone vivir adheridos/as a Él.
Nacer y renacer del agua y del Espíritu.
Nacer y renacer, morir para vivir...
La muerte es temporal.
La vida es eterna.
Naces cada instante que eres consciente de que el aliento de Dios está en ti dándote vida.
Que vives en la libertad de los hijos de Dios.
Ora la Palabra de cada día y deja que su Amor recree tu vida junto a la suya, en la suya.   
Toma mi vida, Señor, hazla también hoy de nuevo. 
En nuestro camino de fe estamos llamados a avanzar siempre.
No podemos detenernos.
Tenemos tanto camino por recorrer...
“Señor ¿por dónde tengo que avanzar?”
“No dejes que me conforme con la mediocridad”
Nacer de nuevo es renovar la mirada, dejarse empapar por el Espíritu, vivir una vida nueva centrada en el amor.
Nacer de nuevo.
Nadie puede nacer por sí mismo.
Necesita un padre y una madre:
El Espíritu y el agua (los sacramentos). 

Tenemos que salir de la comodidad, acercarnos a los pobres, a la comunidad cristiana... para que nos dé el aire del Espíritu y podamos renacer.


Señor, me esfuerzo cada día por seguirte, aunque muchos de mi amigos pasen de Ti. 

Busco la verdad y la justicia, como Nicodemo.

Y Tú me pides algo desconcertante: "nacer de nuevo". 

¿Nacer de nuevo a mi edad, Señor? 
¡A duras penas consigo corregir mis defectos, como para "nacer de nuevo"! 
Pídeme, Señor, que comparta algo con los pobres. 
Pídeme, Señor, que asuma algún compromiso. 
Estoy dispuesto a hacer cosas por ti y por los demás.

Pero no me pidas "nacer de nuevo". 

No sé qué es "nacer de nuevo" .
No sé cómo podría "nacer de nuevo". 
Me resisto a "nacer de nuevo", aunque intuyo que ese es el verdadero camino. 
Rompe las rutinas, las seguridades, los apegos que no me dejan "nacer de nuevo". 
Ayúdame a entender que yo solo no puedo "nacer de nuevo". Nadie puede darse a luz a uno mismo. 
Sólo Tú, sólo tu Espíritu, sólo tu Amor pueden hacer posible que yo "nazca de nuevo". 
Ayúdame, Señor, a abrirte mi corazón de par en par. 
Ayúdame a dejarme conducir por tu Espíritu. 
Ayúdame a dejarme transformar por tu Amor.

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