Ser luz

 


"Nadie que ha encendido una lámpara, 
la tapa con una vasija 
o la mete debajo de la cama, 
sino que la pone en el candelero 
para que los que entren vean la luz." 
(Lc 8,16-18).

Necesitamos la luz y a las personas luminosas. Con qué facilidad nos oscurece la vida. Noticias dolorosas, meteduras de pata, decepciones a nuestro alrededor nos roban la alegría y el sentido.

No sé enciende una lámpara para ocultarla, al igual que nadie es cristiano sin que lo manifiesten sus obras. Por eso, al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener. Toda luz alcanzará plenitud; y quien sea oscuridad lo será plenamente.


Jesús quiere ser luz en nuestro camino y nos invita a ser luz y sal para los demás. La luz de Cristo no se encierra en nuestro interior, sino que fluye, .... pacificando, fortaleciendo, irradiando esperanza a los que nos rodean. Que ni nuestra propia miseria, ni la de los demás oculten la misericordia que Dios derrama continuamente en nuestras vidas.


Estamos llamados a ser luz. Si estamos con Él, si somos sus seguidores, si  somos discípulos es para mostrar su luz. Hay una parte en nuestra condición de discípulos que es mostrarle, es provocar que otros se hagan preguntas sobre nuestra manera de vivir. Para seguirle. Estamos llamados a ser luz en medio del mundo, no de la nuestra, sino de la de Él.

Miremos a María, ninguna otra criatura ha sido ese candil que ilumina con la luz de Cristo a toda la humanidad. A cada hombre.

«Ayúdame a ser luz, Tú que eres la luz del mundo»
Ilumíname, Señor, con tu Espíritu.
 Y déjame sentir el fuego de tu amor en mi corazón.
 Y pueda alumbrar a quienes buscan, a oscuras,
el camino de la vida.
Señor Jesús, que viniste a iluminar el mundo,
te pedimos quieras acogernos en el esplendor de tu verdad
para que guiados por tu luz caminemos siempre en la paz
 y podamos servir a nuestros hermanos con amor.

 

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