¿Que somos?
«Vosotros sois la sal de la tierra».
(Mt
5,13-16)
Qué bella forma de expresar la misión de la Iglesia: ser «sal de la tierra» y
«luz del mundo». Jesucristo espera que sazonemos la humanidad, que la
prevengamos de la corrupción, que iluminemos y que demos calor
Los cristianos somos SAL y LUZ no por imperativo moral, sino como DON. Nuestro
deber es no arruinar el regalo recibido.
Es grande la responsabilidad de nuestra misión evangelizadora; pero más grande
es sabernos amados por Cristo para poder amar «como Él nos ha amado».
Alumbremos a nuestro alrededor para valorar al otro en aquello que comparte,
que da, que vive con generosidad. Llamados a ser luz para que el otro gane en
confianza, viva con sosiego y que su vida no se llene de temor.
El ser cristiano tiene que ver con la sal y la luz. Vida que da sabor, gusto,
satisfacción y agrado. Vida que no deslumbra, buscando protagonismo o puestos
de mando. Vida que alumbra en los momentos de oscuridad, de dificultad, de
soledad.
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