No mires atrás

 


“Sígueme“. 

(Mt 8, 18-22)


La vida cristiana, no es, ante todo, unos principios, ni unos dogmas.

Esto la reduciría a unos esquemas mentales.

Ser cristiano es seguir a Jesús, compartir su vida, imitarle

El seguimiento es la respuesta a una llamada.

No hay seguridades ni garantías.

No admite esperas ni otras prioridades.

Seguir a Jesús desde una visión humana es una tarea difícil, poco atractiva y con poco beneficio.

Con ojos de fe, es apasionante, y da plenitud.

Para el discípulo el punto de apoyo de su vida no son las seguridades humanas sino la certeza de que estar con Jesús es lo único que colma todas las aspiraciones del alma


Seguir a Jesús es seguir a un hombre que no tiene donde reclinar la cabeza. 

Jesús no nos ofrece seguridades ni comodidades.

Solo la oportunidad de ir más allá de ellas para ser radicalmente humanos.


Señor Jesús

 

Mi fuerza y mi fracaso
eres tú.
Mi herencia y mi pobreza.
Tú, mi justicia, Jesús.
Mi guerra, y mi paz.
¡Mi libre libertad!
Mi muerte y mi vida.
Tú, Palabra de mis gritos,
silencio de mi espera,
testigo de mis sueños,
¡Cruz de mi cruz!
Causa de mi amargura,
perdón de mi egoísmo,
crimen de mi proceso,
juez de mi pobre llanto,
razón de mi esperanza,
¡Tú! Mi tierra prometida
eres tú…
La Pascua de mi Pascua,
¡nuestra gloria por siempre,
Señor Jesús!

 

 


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