Dos pilares

 

"Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?" 

(Mt 16,13-19)

Hoy celebramos la solemnidad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, los dos pilares sobre los que descansa la Iglesia que fundó Jesús.

San Pedro y San Pablo. Dos historias diferentes. Lo importante es lo que les une: el Señor. Lo importante para los dos es el momento de encuentro con Él que les cambió la vida para siempre y su respuesta radical a la llamada.

La fiesta de hoy es una invitación a todos los que integramos la Iglesia a una conversión permanente hacia Dios y hacia el mundo, según los criterios del evangelio


«Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» No era el modelo de persona que hoy escogeríamos para levantar una gran empresa, pero sí tenía lo que Dios busca: una fidelidad que nace de un corazón sincero y aunque falla pide perdón y se entrega con todo su ser.

A veces me pregunto si ésta es la Iglesia que Jesús quería, si estamos siendo fieles a la misión. Quiero creer que, a pesar de los errores, la Iglesia sigue siendo conducida y renovada por su Espíritu. Que el poder del infierno no la derrotará. El mal no tiene la última palabra.

Pidamos al  Señor que como su apóstol San Pedro le proclamemos y testimoniemos como el Cristo, el Hijo del Dios vivo y como  San Pablo dejemos que sea Él quien viva en nosotros para transfórmanos en discípulos


 

 ¡QUIERO SER UN PILAR, SEÑOR!

Que sostenga un poco más tu Iglesia,

con la fuerza y el calor de tu Palabra

Que me haga sentir, de arriba abajo,

y de abajo arriba, tú presencia y tú poder,

tu presencia y tu voz,

tu energía y tu confianza en mí.

 

¡QUIERO SER UN PILAR, SEÑOR!

Como Pedro, que diga quién eres Tú:

¡El Mesías!

Como Pedro, que confiese sin temblor:

¡Eres el Hijo de Dios vivo!

Como Pablo, que de los mil caballos

en los que voy montado, Señor, caiga

para que descubra, una y otra vez,

que caminas a mi lado y no me abandonas, Señor.

 

¡QUIERO SER UN PILAR, SEÑOR!

Útil y siempre abierto y buscando tu voluntad

Firme y agarrado a tu Gracia

Recio y embellecido por la oración

Limpio y resplandeciente por la luz de la fe.

 

¡QUIERO SER UN PILAR, SEÑOR!

Como Pedro, con los poros de las limitaciones

Como Pablo, con la experiencia de dos mil años

 

¡QUIERO SER UN PILAR, SEÑOR!

Que sostenga, con mi pobreza,

la gran riqueza del Evangelio

En el que edifiques, en mi debilidad,

el imperio y la grandeza de tu Reino.

 

¡QUIERO SER UN PILAR, SEÑOR!

Como Pedro, sin miedo a ser destruido

ni derrumbado por el enemigo de la fe

Como Pablo, aventurero y abierto

para elevar, sobre mí mismo, lo que

muchos todavía no conocen: 

A JESUCRISTO

 

¡QUIERO SER UN PILAR, SEÑOR!

Y que Tú, cuando quieras y como quieras,

edifiques cuando quieras y como quieras.

Amén.

J.Leoz


 

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