Nuestro abogado defensor



No nos deja solos...
Ésta seguramente ha sido la Pascua más atípica que hemos vivido, pero también en la que más hemos podido experimentar que el Señor no nos ha dejado solos.
En nuestro interior ha aleteado el don de su Espíritu que nos ha movido...

Jesús no nos abandona, no nos deja huérfanos.
Nos concede la gracia del Espíritu para ayudarnos.
¡No estamos solos!

Hoy vivimos en una sociedad con un sentido de orfandad que afecta la pertenencia y la fraternidad, porque falta el Padre.
Pidamos al Espíritu Santo la gracia de reencontrar al Padre, que da sentido a toda la vida y que hace que los hombres sean una familia. (Francisco)

Él no nos deja, hace la promesa del Espíritu de la verdad.
Nos sentimos portadores de Él.
Somos, en este mundo de incertidumbres, testimonio de su amor incondicional a toda la humanidad y testigos de esperanza

La primera función del Espíritu Santo es sostener a los fieles en su áspera confrontación con el mal, ayudándoles a descifrar el sentido profundo y glorioso de la historia a pesar de las apariencias desconcertantes.
¡Él es nuestro abogado defensor!

El Espíritu repara nuestras fuerzas, nos da confianza, nos afina el oído, nos abre el corazón y el entendimiento.
Hemos de seguir dando voz a los que la han perdido por el dolor, la soledad o el sin sentido.
Seguir defendiendo a los más vulnerables.
Jesús vive y sigue viniendo.


El Espíritu de la verdad es el único que puede descubrir nuestras verdades de mentira, nuestra autenticidad de apariencia, nuestra transparencia opaca, nuestro saber ignorante, nuestro amor egoísta.

El Espíritu nos ayuda a vivir la realidad de cada día despiertos y desde lo hondo.
Dice la verdad. 
Defiéndenos de la desesperanza, del miedo,  del engaño y sepamos transmitir con nuestras obras y palabras la razón de nuestra esperanza.

Asomarnos a lo que hay más allá de nuestras seguridades.
Reconstruir el espacio vital, humano y social de otra forma.
Salir del individualismo,
Mirar al otro y mantener la mirada en Dios.
Trabajar en favor de lo humano.
"Transformar este mar de incertidumbre en tierra firme…"

Días para empezar a preparar el Cenáculo de nuestro corazón, al estilo y forma de María, Templo del Espíritu.
Dos cosas son necesarias, como nos pide el Maestro:
Amarlo y guardar su Palabra de Vida, sus mandatos.
La Promesa se está haciendo realidad.
¡Manos a la obra!





Tus palabras refrescan nuestra alma,
todo se hace posible,
envueltas y a la vez habitadas por Ti,
nos hacemos música para Ti.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Señor, enséñame a orar"

Gracias, Señor.

SAN JOSÉ