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Hoy me preguntas



“Jesús dijo a Pedro: Tú sígueme!" 
(Jn 21, 15-19)

A poco que miremos el panorama social, el paisaje es desolador. 

Es difícil asumir que hay que volver a empezar.

Que hay que reinventar la vida.

No podemos quedarnos en el miedo y el individualismo.

Desde la sensatez, hay que ponerse en marcha.

Salgamos a reconstruir la esperanza.

El amor tiene fases, como la desescalada.
Es importante saber cuál es la nuestra.
Una es la de Jesús.
Amor Ágape.
Amor de entrega, de sacrificio hasta dar la vida.
Y la de Pedro.
Amor Filia.
Amor de amistad, de cercanía, de límites.

¿Dónde estás?

"Sígueme".

Es la llamada que hace Jesús a sus discípulos, y que hoy también nos hace a nosotros. 

Busca quien le ame, quien se deje seducir por la verdad de su Palabra, la coherencia de su vida, su libertad para amar, su corazón misericordioso.

No le importan nuestras flaquezas.

El Señor renueva y confirma siempre su llamada y su invitación a seguirlo.
Su amor siempre nos precede y nos sostiene, a pesar de nuestros pecados, miedos o fracasos.

Nuestra relación con Jesús está basada en el amor, no en otra cosa.
El amor es siempre o no es, es constante y fiel o no es, afecta a todas las facetas y momentos de nuestra vida o no es.
Él te ama, ¿tú?

Jesucristo, hoy me preguntas si te amo.

Te respondo con todo mi corazón:
¡Sí, te amo!
Quiero decírtelo no sólo con mis palabras, sino con mi vida toda: te amo, creo en Ti y en Ti confío.

TÚ SABES QUE TE QUIERO

Aunque me eche en otros brazos y te olvide por momentos, tú sabes que te quiero.

A pesar de incertidumbres y continuos lamentos, tú sabes que te quiero.

Aunque no te lo diga a menudo y lo guarde para mis adentros, tú sabes que te quiero.

Jesús, vencedor de la muerte y fuente de vida:
tú me llamas a dejar a un la
do las preocupaciones

y emprender el futuro con esperanza;
tú sabes bien que a veces titubeo.
Me siento bien en mi acomodado presente.
Al percibir la frescura de tu llamada,
crece en mí el deseo de seguirte
allá donde tú me quieras enviar.


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