A los pies de los demás.
«El que me recibe a
mí
recibe al que me ha enviado»
(Jn 13, 16-20)
No podemos ser mensajeros del Evangelio si no nos dejamos
transformar por él. La buena nueva no se puede llevar como un anuncio más que
no nos afecta. Es preciso ser testigos, comprometernos con el mensaje. Poner en
juego la propia vida con audacia, con pasión, con entusiasmo.
Somos elegidos, y quien nos elige sabe quiénes somos. Quizás nos falta a
nosotros saber quiénes somos, y para qué hemos sido elegidos. Y de fondo, una
jofaina, una toalla, y las manos que nos han invitado a seguirlo, todavía
húmedas.
Ser cristianos es pertenecer a un pueblo elegido por Dios
gratuitamente, tener presentes en la memoria a quienes nos han precedido en el
camino de la salvación.
Pidamos al Señor la conciencia de pertenecer al pueblo de Dios. (Francisco)
Pidamos al Señor la conciencia de pertenecer al pueblo de Dios. (Francisco)
Danos Señor…
para que como Tú,
nos conmovamos
ante el dolor del
prójimo más próximo.
Recrea en nosotros
entrañas de misericordia,
para que colmados
en tu amor seamos testigos
y testimonio con
nuestras obras, de tu presencia en el mundo.
Señor, resucítanos hoy, y regálanos como al hijo de la viuda,
Señor, resucítanos hoy, y regálanos como al hijo de la viuda,
la oportunidad de
transmitir con nuestra vida
las maravillas que
Tú obras.
Te lo pedimos por
la intercesión de María Santísima,
a Ti que Vives y
Reinas, por los siglos de los siglos.
Amén
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