Hacer todas las cosas nuevas
“Allí donde está la Iglesia está también el Espíritu de
Dios; y allí donde se encuentra el Espíritu de Dios, allí se encuentra la
Iglesia y toda gracia” (Ireneo de Lyón, s. II).
El Espíritu Santo nos habla de una vida nueva.
Nos habla de
novedad.
De hacer todas las cosas nuevas.
Viene para hacernos hombres
nuevos y dejar al hombre viejo que todos tenemos dentro. Viene para renovarnos,
para que hagamos todas las cosas nuevas.
Se sabe que Pentecostés era una fiesta judía, que recibió este
nombre por celebrarse 50 días después de la Pascua.
Coincidía con la fiesta de
la siega, día de acción de gracias, en el que se ofrecían en el templo los
productos de la tierra.
Era una ocasión para peregrinar a Jerusalén.
Los
rabinos vieron en esta fiesta la conmemoración anual de la Alianza de Dios con
el pueblo, cuando se dio la Ley en el monte Sinaí .
La Iglesia naciente vio en esta fiesta el cumplimiento de la promesa del Espíritu prometido.
La Iglesia naciente vio en esta fiesta el cumplimiento de la promesa del Espíritu prometido.
El Espíritu de Dios, que se hace presente, nos da la paz
y restablece el mutuo entendimiento.
Paz y mutuo entendimiento que tanta
falta nos hacen en este momento, en el mundo y en la Iglesia.
El Espíritu de Dios actúa y está entre nosotros, nos
guía, nos conduce, nos fortalece.
Te damos Gracias, Dios Bueno y Misericordioso, porque Tú estás con nosotros todo los días, acompañándonos a través de tu Espíritu Santo, que nos da la Fuerza necesaria para ir por todo el mundo siendo tus testigos, para que todos te conozcan, te amen, te puedan servir, y todos juntos podamos alabarte a Ti.
Dios nuestro Misericordioso, te alabamos y damos Gracias
porque Tú estás lleno de Amor por cada uno de nosotros,
y nos envías tu Espíritu Santo para renovarnos cada día
y para que logremos comunicar a todos tu Presencia,
y tu Mirada de Misericordia en medio del mundo.
Gracias porque Tú, Dios nuestro, estás siempre con nosotros,
Tú Vives en nuestro corazón, y nos envías cada día
a proclamar con alegría tu Evangelio por todo el mundo,
haciéndoselo llegar a cada persona mediante gestos concretos.
¡Envíanos tu Espíritu Santo para que Él avive nuestra fe!
¡Gracias por permanecer siempre con nosotros a través de Él, porque sin Ti y sin la Fuerza de tu Amor no podemos hacer nada!
Envíanos tu Espíritu Santo para Él entre en nuestro corazón, nos fortalezca, nos ilumine y logremos ver tu Presencia Divina en medio de nuestra vida cotidiana, en cada pequeño acto de amor.
¡Envíanos tu Espíritu Santo para que Él nos acompañe y nos guíe en nuestra misión de ser testigos de tu Amor en medio del mundo, y ser instrumentos de tu Misericordia, para quienes más lo necesiten.
¡Ven Espíritu Santo a nuestro corazón y renueva todo nuestro ser!
Transfórmanos en testigos valientes y miembros activos de la Iglesia, para ser siempre fieles a la misión a las que Tú nos envías cada día.
¡Ven Espíritu Santo a nuestro interior y reconforta nuestra alma!
Transforma Tú nuestras dudas y tristezas, en Esperanza y Alegría para predicar cada día, y sin cansancio, tu Evangelio a cada persona.
Envíanos la Luz de tu Espíritu Santo y que Él nos indique cómo mirar
para lograr ver con ojos de misericordia a cada hermano nuestro.
Que tu Espíritu nos guíe para poder cumplir siempre tu Voluntad y saber llegar hasta Ti, a través de cada hermano nuestro que sufre.
Que tu Espíritu, Dios nuestro, aumente nuestra fe, nos consuele, aliente nuestra esperanza y acreciente en nuestro corazón la caridad.
Sólo Tú, Dios Bueno, nos aseguras el Gozo y la Esperanza cada día, y sólo en Ti está la Vida Verdadera que nos llena de Felicidad, porque Tú jamás nos abandonas, ni nos defraudas nunca.
¡Conviértenos a Ti y llénanos Tú de tu Paz, Amor y Misericordia, alejando de nosotros cualquier obstáculo que nos aparte de Ti!
Dios nuestro Misericordioso, te alabamos y damos Gracias
porque Tú estás lleno de Amor por cada uno de nosotros,
y nos envías tu Espíritu Santo para renovarnos cada día
y para que logremos comunicar a todos tu Presencia,
y tu Mirada de Misericordia en medio del mundo.
Gracias porque Tú, Dios nuestro, estás siempre con nosotros,
Tú Vives en nuestro corazón, y nos envías cada día
a proclamar con alegría tu Evangelio por todo el mundo,
haciéndoselo llegar a cada persona mediante gestos concretos.
¡Envíanos tu Espíritu Santo para que Él avive nuestra fe!
¡Gracias por permanecer siempre con nosotros a través de Él, porque sin Ti y sin la Fuerza de tu Amor no podemos hacer nada!
Envíanos tu Espíritu Santo para Él entre en nuestro corazón, nos fortalezca, nos ilumine y logremos ver tu Presencia Divina en medio de nuestra vida cotidiana, en cada pequeño acto de amor.
¡Envíanos tu Espíritu Santo para que Él nos acompañe y nos guíe en nuestra misión de ser testigos de tu Amor en medio del mundo, y ser instrumentos de tu Misericordia, para quienes más lo necesiten.
¡Ven Espíritu Santo a nuestro corazón y renueva todo nuestro ser!
Transfórmanos en testigos valientes y miembros activos de la Iglesia, para ser siempre fieles a la misión a las que Tú nos envías cada día.
¡Ven Espíritu Santo a nuestro interior y reconforta nuestra alma!
Transforma Tú nuestras dudas y tristezas, en Esperanza y Alegría para predicar cada día, y sin cansancio, tu Evangelio a cada persona.
Envíanos la Luz de tu Espíritu Santo y que Él nos indique cómo mirar
para lograr ver con ojos de misericordia a cada hermano nuestro.
Que tu Espíritu nos guíe para poder cumplir siempre tu Voluntad y saber llegar hasta Ti, a través de cada hermano nuestro que sufre.
Que tu Espíritu, Dios nuestro, aumente nuestra fe, nos consuele, aliente nuestra esperanza y acreciente en nuestro corazón la caridad.
Sólo Tú, Dios Bueno, nos aseguras el Gozo y la Esperanza cada día, y sólo en Ti está la Vida Verdadera que nos llena de Felicidad, porque Tú jamás nos abandonas, ni nos defraudas nunca.
¡Conviértenos a Ti y llénanos Tú de tu Paz, Amor y Misericordia, alejando de nosotros cualquier obstáculo que nos aparte de Ti!
Amén
Comentarios
Publicar un comentario