El Espíritu, protagonista de la misión
"El Espíritu de la verdad"
(Jn
15,26)
«Defensor» y «Espíritu de la Verdad»,
así
designa Jesús al Espíritu Santo.
La Pascua camina hacia Pentecostés,
y este tema está muy
presente en el evangelio.
Desde la glorificación de Jesús
estamos viviendo en
el tiempo del Espíritu.
Tiempo de dar testimonio y de continuar la misión de Jesús.
El primero a dar testimonio es el Espíritu
y, en segundo
lugar, «también» nosotros,
discípulos de Jesús.
El orden no es accidental:
el Espíritu es el protagonista
principal.
Jesús deja el Espíritu de la verdad,
como un perfume que
guía a la verdad completa.
El Espíritu, presente en la comunidad,
asegura que el
mensaje y la actuación de Jesús
son la verdad que da luz al mundo.
Hoy no entres en el juego de la mentira.
Di la verdad y se limpiará el ambiente.
Aprecia a los que dicen la verdad;
favorece lo que tenga que
ver con la verdad.
Ven, Espíritu Santo.
Que la mentira del mundo no me alcance.
Guíame a la verdad completa.
- Señor Jesús, que sepamos colaborar con el Espíritu que
has enviado desde el Padre.
“No hay fronteras ni barreras políticas que nos permitan
aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la
indiferencia” (LS 52).
La mayor parte de los habitantes del planeta se declaran
creyentes, y esto debería provocar a las religiones a entrar en un dialogo
entre ellas orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres,
a la construcción de redes de respeto y de fraternidad.
Después del inédito
abrazo del Papa de Roma con el Patriarca de Moscú, la sonrisa del Papa lo decía
todo. Estaba feliz y se notaba.
La declaración conjunta abre horizontes:
‘Ningún crimen puede ser cometido en nombre de Dios, porque Dios es Dios de paz
y no de confusión’.
El diálogo se hace caminando.
¿Nos quedaremos al margen?
Vivir la Pascua es hacer eso poquito que está en nosotros para cuidar la casa
de todos.
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