El don de poder amar a todos
“No es de los
nuestros”
(Mc 9,38)
El diálogo de Juan con Jesús
forma parte de la misma
escena leída ayer.
La tentación de
los discípulos,
además de ser importantes,
es de ser los «únicos»
que hacen el
bien
o que pueden hablar en nombre de Jesús.
¿Por qué nos tememos tanto?
¿De dónde nos nace este afán
por dividir y trazar
fronteras,
cuando lo nuevo de Dios es la comunión?
Destruye toda
muralla que te impida ver el sol.
Pide al Espíritu
el don de poder amar a todos.
Su respuesta nos ayuda a entender
que Él no pertenece en
exclusiva
a nuestro grupo de cristianos: es el gran regalo
que Dios ha hecho a
toda la humanidad.
A quienes lo hemos acogido
nos corresponde darlo a
conocer,
a partir de la bondad
que Dios ha plantado en el corazón de cada
persona.
- Danos, Señor, la capacidad de reconocer
y agradecer el bien que hacen los
demás.
Padre, si todos son tus hijos,
¿cómo
es que no son mis hermanos?
Espíritu de amor, recrea la comunión
en mi corazón.
Comentarios
Publicar un comentario