Lo primero
(Lc 6,1-5)
El camino de la humanidad hacia la justicia es largo y tortuoso. Avanzamos o retrocedemos, según los tiempos. Cuando todo tiene que ser legislado subyace la idea de que el ser humano está supeditado a la ley. Cuando rige el sentido común y la cordura entonces es señor del sábado
La ley, las normas, los consejos, las partituras, los patrones, las plantillas, son recursos pedagógicos para facilitar el camino. No son fines en si mismos, son medios. No es lo mismo reproducir partituras que sentir la música. Y hay demasiadas vidas repitiendo lo que han hecho otros, en vez de recorrer un camino nuevo, propio, libre. No se vive copiando, se vive creando. Jesús justifica a sus discípulos, acusados de comer trigo en sábado. La letra mata, el Espíritu da vida.
Jesús establece una jerarquía en la que la persona es lo primero. Toda ley, norma, regla debe estar enfocada al bien de las personas y al bien común. No se puede limitar la vida y la solidaridad. Y si son necesarios para la convivencia, el respeto y el orden.
«El Hijo del hombre es señor del sábado.» Señor de la vida y de la norma. Él es el señor de lo que hacemos y somos. Es un señor que no hace esclavos, que ama la libertad del hombre. Es un señor que nos llama amigos, que nos pone en el centro y nos levanta. Su señorío es la entrega, el servicio y la generosidad. Un señor que pide respuesta, fidelidad, que da antes de pedir, que espera y da otra oportunidad.
Gracias, Jesús.
Tú rompes todo límite.
Solo el amor va siendo luz para el camino.
Señor, Tú nos ofreces tu palabra y tu ley,
para compartir con nosotros tu sabiduría,
para que conducirnos por el camino de bien,
para buscar la concordia y la paz.
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