Aprender con María
“Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la
cumplen” (Lc 11,28)
Una mujer del pueblo presta su voz a la humanidad para
felicitar a María porque escuchó y dejó cumplirse la Palabra de Dios en ella.
Eres dichoso si dejas que la Palabra de Dios modele la
arcilla de tu vida; si dialogas con ella en el corazón, brotará en ti la
humildad, la libertad y la alegría.
'Aprender como María a cumplir la voluntad de Dios desde
nuestra disponibilidad a quien lo necesite. En favor de los pequeños.
Conociendo la soledad, pobreza y exilio.
Creando fraternidad.' Papa Francisco
Hay una Palabra que crea lazos más fuertes que la familia.
Santo Dios, nos diste a tu misma madre como madre de
todos, bendito sea el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!
Tu Palabra y tu Sabiduría están en mí, no porque te
conozca mediante mis conceptos, sino porque soy conocido por ti como hijo y
amigo tuyo.
Gracias, Señor,
porque cuentas con personas pequeñas y humildes,
por fijarte y llamar a María,
por contar conmigo.
Gracias porque jamás avasallas;
propusiste, no impusiste a María la misión de ser Madre de Jesús
y esperaste su respuesta.
También a mí me sugieres una misión
y esperas, a veces muchos años, mi aceptación.
Gracias, Señor,
porque tú haces posible lo imposible,
en María, en mí
y en todas las personas que se fían de ti
y cumplen tu voluntad.
Gracias, Señor,
por tu Espíritu Santo,
el Espíritu creador de vida,
en el alma y en el cuerpo de María,
en nuestra vida, en la Iglesia y en el mundo.
Gracias, María;
por enseñarnos a preguntar a Dios lo que no entendemos;
por fiarte de Él;
por ayudarnos a decir contigo y como tú:
"Hágase en mi según tu palabra".
porque cuentas con personas pequeñas y humildes,
por fijarte y llamar a María,
por contar conmigo.
Gracias porque jamás avasallas;
propusiste, no impusiste a María la misión de ser Madre de Jesús
y esperaste su respuesta.
También a mí me sugieres una misión
y esperas, a veces muchos años, mi aceptación.
Gracias, Señor,
porque tú haces posible lo imposible,
en María, en mí
y en todas las personas que se fían de ti
y cumplen tu voluntad.
Gracias, Señor,
por tu Espíritu Santo,
el Espíritu creador de vida,
en el alma y en el cuerpo de María,
en nuestra vida, en la Iglesia y en el mundo.
Gracias, María;
por enseñarnos a preguntar a Dios lo que no entendemos;
por fiarte de Él;
por ayudarnos a decir contigo y como tú:
"Hágase en mi según tu palabra".
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