Sembrar las semillas




"La semilla es la Palabra de Dios" 
(Lc 8,11)

También hoy nosotros salimos al mundo a sembrar y sembrarnos.
No cansarnos de sembrar las semillas.
Algunas caerán en tierra buena.

El sembrador echa la semilla aún a sabiendas que parte se perderá, pero no por ello deja de hacerlo.
Del mismo modo de ser nuestra vida, a pesar de nuestras dificultades y fallos, hay que intentarlo una y otra vez.


Esparcir la semilla es un gesto de confianza y de esperanza; es necesario el trabajo del hombre, pero luego se entra en una espera impotente, sabiendo que muchos factores serán determinantes para el buen resultado de la recogida y que el riesgo de un fracaso está siempre presente.
Cuando cunde la sensación de fracaso conviene recordar esta parábola.
La evangelización es generosidad y esperanza.

- Señor, aumenta mi fe.

Dios habla.
Tiene ganas de decirse.
Busca corazones abiertos donde depositar su semilla.
Haz silencio para escuchar.
Rumia la Palabra para que te cale por dentro.
Mira a Jesús que te comunica la vida.
Guarda lo que te dice Jesús en el corazón, como María.

Me descalzo para escuchar.
Te escucho para llenarme de ti.
Te miro con amor.
Te llevo siempre conmigo.
Gracias, Jesús, por todo.



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