Respondamos al Señor
“Tú eres el Mesías.
El Hijo del hombre
tiene que padecer
mucho”.
(Mc 8, 27-35)
Es Domingo Jesús vino al mundo para darnos la Buena Nueva.
Tenemos que escucharle con un corazón abierto, recibir sus
palabras incluso cuando nos hablan de la cruz y la pasión.
Comparte Tu Fe
"Y vosotros,
¿quién decís que soy yo?".
Tú eres mi razón, lo primero,
lo mejor que me ha pasado.
La felicidad que buscas, la felicidad a la que tienes derecho
tiene un nombre, un rostro: es Jesús de Nazaret.
Qué bueno es el Señor que me ha permitido conocerle, y
seguirle, que me ha regalado el don de la fe.
Qué dichoso.
Me embarga la gratitud.
Gracias, Señor, por quedarte con nosotros, por no dejarnos solos.
Tú eres aliento y fuerza en nuestra debilidad.
Danos tu santo espíritu para que avancemos en coherencia.
Que nuestra vida sea testigo de tu amor.
NO ME PIDAS
DEMASIADO, SEÑOR
Porque tengo miedo a perderte si,
en el camino vislumbro piedras y encrucijadas.
Porque, mi vida, a veces cómoda y caprichosa
se mueve más con los impulsos del tic tac del mundo
que con el agua de la fe.
NO ME PIDAS DEMASIADO, SEÑOR
Porque, temo decirte que “te amo”
Cuando, tal vez, sin quererlo o sabiendo
me amo demasiado a mí mismo
alejándome de ti y de tus mandatos.
Porque, diciéndote que “te quiero”
me cuesta manifestar públicamente
que, tu camino y mi amistad contigo,
no siempre ha de estar lleno de aplausos
ni reconocido por los poderes del mundo
¡NO ME PIDAS DEMASIADO, SEÑOR!
Digo “creo en Ti” y miro hacia otro lado
Proclamo “espero en Ti” y me guío por otras estrellas
Grito “eres lo más grande”
y te dejo, pequeño e insignificante, con mis obras.
Como Pedro, Señor, yo te digo que tú eres el Hijo de Dios
El que rompe los ruidos de los cañones, con tu paz
El que resquebraja la violencia, con tu fraternidad
El que dinamita el odio, con la fuente de tu amor
Por eso, Señor, no me pidas demasiado.
Pero, ayúdame, a crecer en mi trato contigo
A descubrirte como la fuerza más poderosa
Como el Señor ante otras decenas de señores
Como lo más querido en mi vida y en mi corazón.
Amén
Javier Leoz
Porque tengo miedo a perderte si,
en el camino vislumbro piedras y encrucijadas.
Porque, mi vida, a veces cómoda y caprichosa
se mueve más con los impulsos del tic tac del mundo
que con el agua de la fe.
NO ME PIDAS DEMASIADO, SEÑOR
Porque, temo decirte que “te amo”
Cuando, tal vez, sin quererlo o sabiendo
me amo demasiado a mí mismo
alejándome de ti y de tus mandatos.
Porque, diciéndote que “te quiero”
me cuesta manifestar públicamente
que, tu camino y mi amistad contigo,
no siempre ha de estar lleno de aplausos
ni reconocido por los poderes del mundo
¡NO ME PIDAS DEMASIADO, SEÑOR!
Digo “creo en Ti” y miro hacia otro lado
Proclamo “espero en Ti” y me guío por otras estrellas
Grito “eres lo más grande”
y te dejo, pequeño e insignificante, con mis obras.
Como Pedro, Señor, yo te digo que tú eres el Hijo de Dios
El que rompe los ruidos de los cañones, con tu paz
El que resquebraja la violencia, con tu fraternidad
El que dinamita el odio, con la fuente de tu amor
Por eso, Señor, no me pidas demasiado.
Pero, ayúdame, a crecer en mi trato contigo
A descubrirte como la fuerza más poderosa
Como el Señor ante otras decenas de señores
Como lo más querido en mi vida y en mi corazón.
Amén
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