María al pie de la Cruz



"Ahí tienes a tu madre" (Jn 19,27)

"Dios no vino a reprimir el sufrimiento, ni siquiera vino a explicarlo, sino que vino a llenarlo con su presencia". Paul Claudel,

La Cruz es aún más bella con María a sus pies.

Hoy, Nuestra Señora de los Dolores.

Cuando más solo y abandonado crees estar, más cerca tienes a tu madre, acompañándote en tu dolor.
¡Nadie consuela como una madre!

María, mujer del dolor, madre de los vivientes, Virgen junto a la cruz, donde se consuma el amor y brota la vida nos acompaña en nuestro caminar

La actitud que brota ante la Cruz: ¡estar!
Saber estar y llevarla con garbo porque a sus pies y bajo su peso se nos llamará 'hijos' y se nos dará a la Madre.


En todos nuestros sufrimientos, cruces, debilidades y fracasos, encontramos la presencia de la Virgen María, firme en la fe, la esperanza y el amor, que nos recibe como hijos, nos consuela e intercede a Cristo por nosotros

María ha sido fiel a Jesús hasta el final.
Ha dicho sí cuando todo sonría y ha dicho sí cuando todo era oscuridad.
Su sí ha abierto en el mundo caminos de fecundidad y de esperanza.
Cada vez que dices sí a Jesús, también en las dificultades, se ensancha el espacio de tu tienda y Dios te da nuevos hermanos y hermanas a tu cargo, para que los cuides.


No creo que haya mayor dolor que el de una madre que vive el sufrimiento y la muerte de su hijo.
María junto a la Cruz, está compartiendo la pasión de Jesús, el fruto bendito de su vientre.
El fruto de la salvación.

Madre en tu dolor también está el nuestro

Madre:
Haz fuertes a nuestras madres.
Haz fuertes a tantas madres que también han perdido a sus hijos.
Haz fuertes a tantas madres que tienen que sacar adelante a sus hijos.
Haz fuertes a tantas madres que cada día dejan su vida hecha jirones buscando el pan de sus hijos.
Haz fuertes a tantas madres que también hoy “están de pie” junto a la cruz de sus hijos.

Que María, que estuvo junto a su Hijo al pie de la Cruz, interceda por todos sus hijos que hoy siguen sufriendo la violencia y la marginación por vivir el Evangelio.

Cuando miro mi corazón veo tu luz, María.
Cuando miro mi corazón, me encuentro con muchos nombres.
 Gracias por tanta fecundidad, Señor   

Señor Jesús,
aquí nos tienes reunidos al pie de la Cruz,
con tu Madre y el discípulo amado.

Te pedimos perdón por nuestros pecados

que son la causa de tus sufrimientos de ayer y hoy.

Te damos gracias por haber pensado en nosotros

en aquella hora de salvación
y habernos dado a María por Madre.

Virgen Santa, acógenos bajo tu protección

y haznos cercanos a tus hijos que sufren.

San Juan, alcánzanos la gracia

de acoger como tú a María en nuestra vida
y para seguir a Jesús con ella y como ella. Amén.

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