"Los discípulos de la sabiduría
le han dado la
razón"
(Lc 7, 35)
Es difícil librarse de la influencia del «qué dirán».
La opinión de los
otros influye.
Nos gusta ser valorados y nos duele la crítica.
Vivir más preocupados del exterior que de nuestro interior
nos lleva a andar como veletas al vaivén de la opinión de la gente.
Cuesta tener un criterio personal y ser coherente con
nuestras creencias.
- Señor, que viva mi vida cristiana sin miedo.
- Señor, que viva mi vida cristiana sin miedo.
La parábola de los niños que estaban en la plaza pone de
manifiesto la falsa lectura de los signos de Dios, que muchas veces hacen los
que rodean a Jesús.
Sólo los que han
sabido reconocer la sabiduría de Dios presente en las palabras y los hechos de
Juan y Jesús, a pesar de sus diferencias, han sabido acoger a Jesús viendo en
él al Mesías de Dios.
Dame un corazón sencillo, Señor, para que pueda ir por
la vida reconociendo las pequeñas señales de tu presencia.
Señor, te doy gracias por todas las personas que hoy
se encontrarán conmigo, cada una con su forma de pensar, sentir y actuar; todas
están creadas a imagen y semejanza tuya, de todas puedo aprender algo bueno,
todas me pueden enriquecer.
En el fondo, todas son un regalo tuyo.
Sin embargo, a veces estoy cerrado, agrando los defectos de las personas para no aprender de nadie, para no cambiar.
Sin embargo, a veces estoy cerrado, agrando los defectos de las personas para no aprender de nadie, para no cambiar.
Unas me parecen demasiado
estrictas, otras muy permisivas, algunas poco modernas, otras demasiado
avanzadas.
Señor, ayúdame
a descubrir el don de todas las personas, a seguir el mensaje que tú me ofreces
a través de cada una.
Conviérteme, para ser regalo tuyo para los demás.
Conviérteme, para ser regalo tuyo para los demás.
Amén.
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