"No llevéis nada por el camino"
(Lc 9,3)
No lleves nada, pero en la soledad del camino abre tu
presencia a la presencia de Jesús.
No lleves nada, para que seas peregrino de
novedad.
Lo más hermoso te viene dado.
No lleves nada, para buscar ligero de
equipaje, por montes y riberas, a tu Amado.
No lleves nada, y sacúdete el polvo
de los pies para que no se te quede dentro lo negativo.
San Vicente de
Paúl entendió perfectamente este pasaje. Conmovido por los niños que veía
abandonados, busca quien le ayude a socorrerlos.
Va con lo puesto pero sus
palabras convencen.
Acepta la hospitalidad y la ayuda, pero no permite que
nadie humille a los que sirve con sus vestimentas o con su actitud.
Quiere que
sus asociados se consideren siervos de los pobres.
- Señor, que sea sensible a las necesidades de los demás.
Señor, hazme caer en la cuenta de que mi vida es un
espacio humano habitado por la Trinidad.
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