"¿Quién es éste
de quien oigo semejantes
cosas?"
(Lc 9,9)
Jesús no pasa inadvertido.
No busca la notoriedad, pero su estilo de vida llama la
atención.
Quieren escucharlo y verlo hasta sus propios enemigos.
Le llegan a Herodes noticias sobre Jesús.
Muchos ven en sus
enseñanzas la doctrina de Elías y Juan.
Jesús enriquece las palabras de los
antiguos profetas y cada uno de nosotros estamos llamados a profetizar y hacer
visible la Palabra.
- Señor, que sepa verte en los hermanos.
Herodes está inquieto.
Quiere encasillar a Jesús para
domesticarlo, pero no sabe cómo.
Herodes verá a Jesús el día del proceso.
De nuevo el mensaje es claro: sólo verás a Jesús
cuando decidas si estás con Él o contra Él.
Sírvete tú de la pregunta del tirano para acercarte a Jesús y contemplar su rostro de cerca.
Sírvete tú de la pregunta del tirano para acercarte a Jesús y contemplar su rostro de cerca.
¿Quién es éste en cuya
mirada se percibe un amor tan profundo, que toca mis raíces?
¿Quién es éste que produce miel en mi boca, melodía en mi
oído, júbilo en mi corazón?
¿Quién es éste?
Es Jesús, mi Señor, el que camina siempre conmigo.
Señor, líbrame de todo deseo de sobresalir,
de parecer más grande o más bueno que los demás,
de pretender la fama a cualquier precio.
Pero, si he de llamar la atención,
que la llame por ser como tú;
por decir la verdad con dulzura, como tú;
por acercarme a los más necesitados, como tú;
por ser libre frente a los poderosos y al qué dirán, como tú;
por no estar apegado al dinero y a la comodidad, como tú;
por buscar más el amor que el placer, como tú;
por luchar contra el mal sólo con las armas del bien, como tú;
por tener paciencia con los que no acaban de aprender, como tú;
por perdonar setenta veces siete, como tú;
por trabajar en comunidad por la comunidad, como tú;
por dar la vida con alegría hasta el final, como tú;
por confiar siempre en Dios Padre hasta en los peores momentos, como tú.
Señor, ayúdame a ser cada día más parecido a ti.
Le pedimos a tu Madre, también Madre nuestra, que ponga un
deseo grande de conocer y tratar a su Hijo en el Pan de la Palabra para
alimentar nuestra alma.
Amén.
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