con el mal que fuera,
se
los llevaban”
(Lc 4,40)
Después de curar al endemoniado la gente se siente segura
teniendo a Jesús entre ellos.
De nuevo el demonio le tienta:
«Eres el Hijo de
Dios».
Las tentaciones del desierto con nuevo formato.
De nuevo Jesús decide
continuar la misión para la que ha sido enviado.
«Tengo que», demuestra que la
voluntad del Padre es el fundamento de su vida.
- Señor, que sea fiel al camino que has decidido para mí.
- Señor, que sea fiel al camino que has decidido para mí.
Cuando crece la opinión de que Dios no puede hacer nada por
nosotros, ¡qué reconfortante es escuchar estas palabras!
Pon tus males y los
males de los que te rodean ante Jesús.
Jesús tiene poder para curar, para
levantar a los caídos, para poner de nuevo en pie la esperanza.
En el horizonte de mi esperanza, Tú estás.
En mis
enfermedades y dolencias, Tú estás.
En mi vida de cada día, Tú siempre estás.
Yo te llamo con fe.
Te doy gracias de todo corazón,
Señor, Dios mío,
te diré siempre que tú eres amigo fiel.
Me has salvado del abismo profundo,
y he experimentado tu misericordia.
Me has librado de los lazos de la tentación,
y he experimentado tu misericordia.
Me has hecho revivir, volver al camino,
y he experimentado tu misericordia.
Has curado la fiebre que me impide servir a los hermanos.
Has abierto mis ojos y mis oídos para ver y escuchar a quién me necesita.
Sigue protegiendo mi vida.
Señor, Dios mío,
te diré siempre que tú eres amigo fiel.
Me has salvado del abismo profundo,
y he experimentado tu misericordia.
Me has librado de los lazos de la tentación,
y he experimentado tu misericordia.
Me has hecho revivir, volver al camino,
y he experimentado tu misericordia.
Has curado la fiebre que me impide servir a los hermanos.
Has abierto mis ojos y mis oídos para ver y escuchar a quién me necesita.
Sigue protegiendo mi vida.
Sálvame.
Confío en ti.
Señor, yo me alegro, porque eres un Dios compasivo.
Me alegro porque eres piadoso y paciente.
Me alegro porque eres misericordioso y fiel.
Señor, mírame.
Señor, yo me alegro, porque eres un Dios compasivo.
Me alegro porque eres piadoso y paciente.
Me alegro porque eres misericordioso y fiel.
Señor, mírame.
Ten compasión de mí.
Dame fuerza.
Protege mi vida.
Protege mi vida.
Sálvame.
Confío en ti.
Tú, Señor, siempre estás pronto a ayudarme
y a animar mi corazón cuando decae.
Tú, Señor, toma mi corazón de barro
y moldéalo según la grandeza de tu misericordia.
Protege mi vida.
Tú, Señor, siempre estás pronto a ayudarme
y a animar mi corazón cuando decae.
Tú, Señor, toma mi corazón de barro
y moldéalo según la grandeza de tu misericordia.
Protege mi vida.
Sálvame.
Confío en ti.
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